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Analistas 18/08/2020

Contracción PIB-real vs. confinamiento

Sergio Clavijo
Prof. de la Universidad de los Andes

Acercándose los contaminados por covid-19 a unos 20 millones a nivel global y sus defunciones a casi un millón, todos continuamos preguntándonos si la estrategia de confinamiento temprano resultó ganadora o perdedora. Y la respuesta, creemos, tiende a ser diferente si uno evalúa esa métrica en términos de fallecidos/infectados o de “PIB-real sacrificado” por encierro temprano y/o prolongado.

En el gráfico adjunto presentamos el resultado de realizar ejercicios sencillos de relación entre fallecidos debido al virus (métrica de salud pública) y su costo económico en términos de contracción del PIB-real. En particular, allí calculamos lo que se podría denominar la semi-elasticidad fallecidos-covid/contracción económica.

El denominador de esa relación viene dado por la contracción del PIB-real durante el segundo trimestre de este año respecto del mismo periodo del año anterior. El numerador captura el ritmo de fallecidos-día (con relación a la población total del país) durante el periodo marzo-agosto del 2020. Sin embargo, esta última cifra es algo imprecisa y deberíamos estar usando es la de “exceso de fallecimientos”, resultante de comparar los dos periodos interanuales y añadiendo los omitidos por supuesta carencia de prueba covid. La cifra de fallecimientos covid bien puede estar subestimando hasta en un 30% la cifra de “exceso”, pero infortunadamente son pocos países las que registran esta última.

El gráfico nos indica que esa semi-elasticidad covid ha sido del orden de -0,30 en los casos de Estados Unido o Suecia, señalando (en general) una importante relación entre los fallecidos por covid (entre 2,8 y 3,3/día por millón de habitantes) y la caída de su PIB-real (cercana al -10% anual).

No obstante, las historias detrás de estos números son algo diferentes, pues al interior de los 330 millones de habitantes de los Estados Unidos se tienen confinamientos estrictos y tempranos (Estado de Washington), así como relajados y tardíos (Texas o Florida). Más aun, todo este análisis se complica al saberse que se ha dado una segunda oleada de contagios como resultado de reaperturas tempranas (como en California, Georgia o Arkansas).

Se requerirían análisis más detallados y regionales para dilucidar si ha existido o no ese supuesto sacrificio en crecimiento económico, el cual podría haber sido justificado si la tasa de fallecimientos hubiera estado por debajo de la media. A nivel agregado de los Estados Unidos parece que así ha ocurrido, pues su tasa de mortalidad de 500 por millón de habitantes ha sido inferior al pico de 670 de Gran Bretaña o los 600 ocurridos en España.

El caso de Suecia ha sido muy particular al haber liderado la idea de la “inmunidad rebaño”; pero las primeras cifras indican que el tener casi 6.000 fallecidos representa un costo relativamente elevado. Esa cifra implica fallecimientos a razón de 600 por cada millón de habitantes, equivalente a un ritmo de 3,3/día por cada millón. Esta cifra de fallecidos, con relación a su población, es tan alta como la registrada por Gran Bretaña o España. Los países vecinos de Dinamarca o Finlandia arrojan, en cambio, muchos mejores resultados, donde los fallecidos covid se cuentan en cientos y no en miles, representando sus 6 millones la mitad de la población de Suecia

Entonces la paradoja de Suecia es que, sin haber adoptado confinamiento compulsivo, su PIB-real terminó registrando una contracción del -10% anual en el segundo trimestre de este año, similar a la de Estados Unidos. Así, la hipótesis que se tiene es que esa pronunciada caída de su PIB-real ocurrió por retracción voluntaria del consumo de los hogares, así como por los efectos colaterales de menor comercio-turismo internacional. Dicho de otra manera, los gobiernos legislan sobre el grado deseado de aislamiento social, pero son en últimas los hogares los que deciden si se auto-disciplinan aún más, mientras que el deseo de relajarlo suele encontrar sanciones policiales.

En otro espectro de los países desarrollados encontramos a Gran Bretaña y España, ambos con pésimos registros tanto en fallecimientos como en contracción de su PIB-real. Por ejemplo, su tasa de fallecimientos se ubica entre los 600-670 por cada millón (a ritmos del 3,3 o 3,7/día por millón), mientras sus PIB-reales caían cerca del 20% anual. Esa dupla de valores arroja una semi-elasticidad covid de -0,18, indicando que el alto sacrificio en vidas estuvo igualmente acompañado del colapso económico; es decir, no hubo escogencia entre si salud o economía. Si hipotéticamente ese alto sacrificio en vidas se hubiera acompañado de menor contracción económica (digamos de solo -5% de caída en PIB-real), entonces la semi-elasticidad de Gran Bretaña habría sido alta (-0,75).

Seguramente, será en el segundo semestre del 2020 cuando veamos una mayor semi-elasticidad de escogencia entre salud-economía. Esto quiere decir que en los próximos doce meses, iniciando en agosto-2020, será cuando veremos de forma más clara los réditos de la estrategia de salubridad pública de Europa que busca evitar relajamientos tempranos, especialmente a nivel escolar, que puedan abortar la ansiada recuperación económica del 2021-2022.

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