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Analistas 21/10/2020

¿Teoría monetaria moderna?

Santiago Castro Gómez
Expresidente de Asobancaria

En medio de la apremiante coyuntura que hoy enfrentan los gobiernos a nivel mundial por cuenta de la pandemia, la denominada Teoría Moderna Monetaria (MMT) ha venido ganando terreno en los debates de política económica. Esta se ha propuesto en diversos espacios como una “ingeniosa” respuesta de política para hacer frente a las consecuencias en materia de desempleo, menor producción y desajuste fiscal que se han observado en la mayoría las economías.

Sus defensores argumentan que, para financiar el gasto público dirigido a estimular el empleo y la economía real, los gobiernos con la capacidad de emitir su propia moneda pueden cubrir dicho déficit y endeudamiento a través de la emisión de dinero, siempre que las presiones de inflación se mantengan controladas. En otras palabras, basta con activar la máquina de imprimir billetes del Banco Central.

Gracias a la experiencia de expansión de la deuda pública a nivel global que se ha observado en los años recientes, y que ha coincidido con niveles de inflación controlados, bajas tasas de interés y avances en la reducción del desempleo, la MMT ha ganado mayor atención especialmente en segmentos políticos que encuentran en esta un argumento para soportar sus propuestas de altos incrementos del gasto.

En un escenario como el de 2020, en el que se estima que el aumento de la deuda pública mundial sería superior a 8% del PIB mundial y el aumento del déficit ascendería hasta 10% del PIB, resulta más que relevante analizar la validez y conveniencia de esta teoría como guía de política para los gobiernos.

Sin embargo, no es necesario ir muy lejos para encontrar experiencias en las que grandes emisiones monetarias que pretendían cubrir el déficit público generaron desastrosas consecuencias sobre la inflación y el salario real; así lo confirman experiencias de pares regionales como Argentina, Brasil, Chile y Ecuador, por mencionar solo algunas. Los países desarrollados, entre ellos Alemania, Francia y Reino Unido, no son la excepción. El siglo anterior experimentaron efectos similares por implementar políticas basadas en la esencia de la MMT.

Esta teoría no considera los diversos riesgos que sus postulados representan sobre la estabilidad financiera. Asumir que “el déficit es un mito” y considerar que no es necesario reducir la deuda genera perjudiciales dinámicas de sobreendeudamiento que pueden afectar las condiciones de financiamiento, obstaculizando la capacidad de apalancamiento y reduciendo el rango de maniobra de los gobiernos en caso de una nueva crisis. De la misma manera, aún falta claridad frente a los efectos colaterales de la MMT y de políticas monetarias no convencionales implementadas en gran magnitud en la última década, sobre la disminución de la productividad generada por un mayor apalancamiento de empresas ineficientes (firmas zombis) o la propensión para la creación de burbujas en mercados de capitales.

En este sentido, dado el entorno macro-financiero de alta incertidumbre y los adversos efectos que políticas tomadas de los postulados de la MMT pueden generar en diversos frentes, muchos aún desconocidos, resulta desde luego inconveniente adoptar y aprobar dicha doctrina. Los retos en materia fiscal son enormes a futuro, pero la balanza debe inclinarse, sí o sí, en priorizar un financiamiento responsable que continúe garantizando la credibilidad y confianza que los colombianos han depositado en nuestras instituciones económicas y que nos permite contar hoy con un sistema sólido y resiliente.

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