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Analistas 18/08/2021

¡Dosis de optimismo ya!

Santiago Castro Gómez
Expresidente de Asobancaria

Con un plan de vacunación que va viento en popa, podremos enfrentar un nuevo pico de covid-19, ya con la contagiosa variante Delta incluida, con buena parte de nuestra población completamente inmunizada. Esto por el lado de la pandemia. Pero por el lado de nuestra economía, se hace urgente que nos apliquemos una dosis de optimismo ya, porque las positivas noticias que están lloviendo en las últimas semanas no se compadecen con un índice de confianza del consumidor todavía en negativo. A pesar del trago amargo de los paros violentos y los bloqueos ilegales, el país muestra de nuevo su resiliencia y nos sorprende con sus resultados económicos.

Empecemos por el crecimiento del PIB del segundo trimestre que llegó a la increíble cifra reportada ayer por el Dane de 17,6%, superando las expectativas. Digo increíble porque yo mismo, que estoy lejos de ser un pesimista, le apuntaba en mayo en este mismo espacio, a un crecimiento de 5% para todo 2021. Lo que esto nos deja es que lograr una cifra de 8% anual parece estar dentro de lo posible, y esta proeza económica no se había logrado desde 1978 cuando crecimos 8,5%. ¿Una quimera dirán los pesimistas y detractores del Gobierno? Pues bien… les cuento que Bancolombia y Grupo Bolívar ya estiman esa cifra, y analistas internacionales como la Ocde y el Economist Intelligence Unit ya están anticipando 7,6% y 7,8% respectivamente.

Pero no es solo estos números rasos los que nos deben animar. Cuando miramos la micro, vemos importantes sectores como la industria, el consumo de energía, el gasto mensual de los hogares, las ventas del comercio al por menor, y el despacho de cemento gris, que ya superan en este semestre, no solo los resultados del año pasado, sino los resultados prepandemia de 2019. Y tenemos en el frente fiscal una gran tranquilidad con la venta de la participación del estado en ISA por $14,2 billones, lo que asegura la sostenibilidad de las finanzas públicas en lo que resta del año, así como el respaldo necesario al plan de infraestructura.

No quiero tampoco afirmar que todo está bien en el frente económico. Por supuesto que hay tareas pendientes. Tenemos por delante la reforma tributaria y asegurar el recaudo para 2022. Hay que lograr la estabilidad fiscal a largo plazo y de paso recuperar nuestro grado de inversión. Y de alguna manera, esta vez, teniendo una tasa de cambio altamente competitiva, tenemos que impulsar nuestras exportaciones, y revertir un déficit comercial que, en vez de bajar, creció 55,7% en el primer semestre. Sectores como el de producción de obras civiles, hotelería y turismo, y toda actividad asociada a la economía naranja, todavía están lejos de recuperar sus niveles de 2019. Por último, y de manera transversal, el empleo, que ha recuperado más de dos millones de puestos de trabajo, tiene que recuperar otro tanto para quedar en tablas.

Igual hemos alcanzado el ingrediente mágico, que hace que todo lo demás sea posible; el crecimiento. Su impacto sobre el consumo, la producción, el empleo, e incluso el recaudo, es inmediato y contundente. Crecer a 8% significa que incluso antes de diciembre, nuestra economía será mayor a la que teníamos antes de la pandemia. Un gran logro del Gobierno, pero también un gran logro de su sector privado, y de todos los colombianos. Motivo de sobra para llenarnos de optimismo y apostarle al futuro.

P.D. Una gran pérdida significa el fallecimiento del gran fundador de empresas, filántropo, y generador de empleo, Carlos Ardila Lüle. Su ejemplo emprendedor y su compromiso con Colombia serán un faro perenne.

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