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Analistas 12/01/2022

Certezas en vez de incertidumbres

Santiago Castro Gómez
Expresidente de Asobancaria

Empezamos 2022 con un panorama de incertidumbres. A nivel global nos encontramos con un pico de la variante Ómicron que se propagó velozmente, y que tocó ya con fuerza las puertas de Colombia. Antes eran contados los casos de covid que uno conocía en el circulo cercano de familiares y amigos. Ahora llegan a decenas. Los mercados mundiales se han impactado también… por esta razón, y por el continuado trastorno de las cadenas mundiales de suministros que han causado demoras y alzas en fletes, hemos padecido un considerable efecto inflacionario no visto en décadas. Los mercados laborales tampoco han alcanzado sus niveles prepandemia salvo en pocos países, incluyendo Estados Unidos, donde decenas de millones de trabajadores simplemente decidieron dejar de trabajar, disparando los costos salariales por la reducida oferta.

Antes todo esto, podría uno ser pesimista frente al 2022. Sin embargo, cuando uno mira a Colombia, hay sobradas razones para afirmar que no solo no nos va a ir mal, sino que nos puede ir muy bien si no equivocamos el rumbo. Miremos primero la dinámica económica. Pasamos de tener un crecimiento histórico del PIB, cercano o superior al 10% en el 2021, a una proyección alrededor del 5% para el 2022, la mas alta de las seis grandes economías de América Latina. En este contexto regional, nuestra inflación el año pasado, a pesar de haber alcanzado 5.6%, fue la más baja y todo indica que seguirá siéndolo según The Economist Intelligence Unit. Y estamos muy cerca de recuperar los niveles de empleo prepandemia, si bien persisten problemas estructurales en el empleo juvenil y diferencias significativas de género. Por último, no puedo dejar de destacar el éxito rotundo e incuestionable del programa nacional de vacunación, donde el 60% de la población tiene ya esquemas completos y casi 8% dosis de refuerzo.

Y contrario a nuestros pares regionales, donde se emplearon desproporcionadamente las vacunas chinas, aquí tuvimos una sana mezcla con vacunas mucho más eficaces como las de Pfizer y Moderna. Tal vez por esta razón es que en pleno cuarto pico, llevamos dos días de descenso en nuevos casos, mientras los fallecimientos, pocos por cierto, no muestran un aumento alarmante. Hasta aquí, lejos de un panorama desolador.

¿Que podría descarrilarnos? Una mala decisión en las próximas elecciones obviamente. Pero más que eso, el problema reside en un pesimismo enconado en la psiquis nacional, donde creemos que estamos muy mal cuando la evidencia muestra lo contrario. Prueba de esto es preguntarle a un colombiano promedio que piensa de nuestro sistema de salud y la respuesta mas segura es que es un pésimo sistema, cuando en verdad esta catalogado a nivel internacional entre los mejores del mundo, demostrándolo durante el curso de esta pandemia, donde pudo evitar el colapso y atender los embates de los primeros picos sin los escenarios dantescos que se vivieron en Italia, España, o Nueva York.

Si alguien piensa que las cosas van mal, seguramente buscará un cambio. Pero la realidad, como se ha expuesto a lo largo de esta columna, es otra. Las cosas no van mal, y esto no nos exime de enormes retos que tenemos por delante en temas de desarrollo con equidad, entre muchos otros. Pero ante un mar de incertidumbres en el mundo, económicas y políticas, Colombia puede ofrecer a los mercados de capitales, a los empresarios, y a todos nosotros, certezas frente a oportunidades de crecer y generar empleo y bienestar. Eso sí…si nos convencemos de que no hay que quebrar lo que no está roto. No es la hora entonces de jugarnos con profetas del caos, del odio, o la división.

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