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Antioquia no se limita, no se acongoja: se crece ante sus imposibles y se hace grande para defender la libertad. Aquí, donde otros vieron barreras, nosotros hicimos industria; donde otros vieron selva, nosotros vimos futuro; donde otros vieron individuos, nosotros vimos familias; donde otros vieron silencio, nosotros forjamos voz.
Hoy, el pulso económico late con cifras claras y contundentes:
Sin embargo, los números son solo un adorno para explicar lo que ocurre en este departamento. Lo que define a Antioquia es algo más hondo: un eco de libertad y responsabilidad. El antioqueño no se encierra: abre puertas, traza caminos. No se entrega: se levanta de cada caída para luchar por sus sueños. No se victimiza: traza con sudor su porvenir.
Desde José María Córdova hasta los labriegos que, con machete y fe, ganaron la montaña, pasando por los innovadores que hoy plantan software en vez de café, el gesto sigue siendo el mismo: abrir camino, construir imposibles, crecer y servir a Colombia.
Los antioqueños tienen en su alma un afán inmenso de conquistar imposibles. La colonización antioqueña, por muchos considerada como la segunda migración más importante del hemisferio americano después de la conquista del Oeste -expuesta de manera magistral en el texto ‘Los pueblos de allende el río Cauca’, de Juan Carlos Vélez Rendón-, es muestra de una idiosincrasia que, a lomo de mula y machete, abría surcos para perseguir sus sueños.
Por otro lado, en este departamento se fraguó la primera industrialización de Colombia, suscitada a raíz del recurso ahorrado a partir de la minería y el café, con el cual se construyeron las primeras fábricas e industrias importantes del país.
Por eso Antioquia crece, porque no espera ayuda: se ayuda para ayudar a los demás. Porque no pide permiso: se construye.
Y es que Antioquia no es solo resiliente: es antifrágil. Como bien lo plantea Nassim Taleb, hay sistemas que no solo resisten las crisis, sino que se fortalecen con ellas. Antioquia es uno de esos. Cuanto más dura la adversidad, más afilado su carácter. Cuanto más fuerte el golpe, más alto el impulso. Cada dificultad en esta tierra ha sido una oportunidad de reinvención, una escuela de ingenio, una forja de temple. Mientras otros se quiebran, aquí se crea. Mientras otros retroceden, aquí se avanza. Porque este cumpleaños no es un aniversario: es una promesa de libertad y esperanza para toda Colombia.
El primer daño es el tránsito de la búsqueda genuina de la verdad hacia la imposición de la posverdad, donde los hechos dejan de importar y son reemplazados por narrativas conveniente