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Analistas 23/02/2024

Un liderazgo excepcional

Ricardo Mejía Cano
Gerente de Saladejuntas Consultores

Fue un modelo de liderazgo en el mundo político y en el corporativo. Sus ejecutorias durante dos de las épocas más difíciles de Estados Unidos muestran unas cualidades excepcionales y una visión estratégica que son ejemplo para los líderes empresariales.

A través de sus políticas del “New Deal” y la manera paciente e incansable como preparó a Estados Unidos para la Segunda Guerra Mundial, Franklin Delano Roosevelt mostró visión, adaptabilidad, resiliencia y excelencia en comunicación, cualidades esenciales en el liderazgo empresarial.

El “New Deal” fue una serie de obras públicas, reformas financieras y regulaciones promulgadas en la década de 1930, para restaurar la confianza, la dignidad y la prosperidad del pueblo estadounidense luego de la Gran Depresión. Su capacidad de experimentar, asumir riesgos y aprender de los errores para enfrentar tan grandes desafíos son facetas de FDR que los líderes empresariales deberían estudiar. En el cambiante entorno empresarial de hoy, los líderes deben proponer proyectos innovadores y trabajar de manera incansable hasta la culminación de dichos proyectos.

En sus frecuentes “Charlas cerca a la chimenea”, como Roosevelt denominaba sus alocuciones por radio al pueblo norteamericano, explicaba en lenguaje claro y didáctico las políticas y programas que se estaban implementando. Roosevelt citaba a los periodistas de todos los medios a la Casa Blanca, les saludaba por su nombre y les respondía todas sus inquietudes. Era amigo de ellos. Resultado: las noticias giraban alrededor de sus programas. Así se ganó la confianza y el apoyo del pueblo norteamericano.

¿Se comunica usted con frecuencia con sus grupos de interés? ¿Con sus trabajadores? En el mundo corporativo, una comunicación clara, transparente, efectiva, en un lenguaje fácil de entender, es vital para alinear equipos, resolver expectativas y liderar el cambio. Los líderes deben fomentar un diálogo abierto y motivador con colaboradores, clientes, proveedores y socios y articular una visión clara, sencilla y práctica y comunicarla ampliamente.

Una vez la máquina de guerra alemana conquistó gran parte de Europa, incluida Francia, Hitler quería tomarse a Inglaterra. Después de tantos años en guerra, Inglaterra estaba quebrada y Churchill se vio obligado a buscar la ayuda de Roosevelt. Este sabía que el pueblo norteamericano, después de su participación en la primera guerra, no quería saber nada de conflictos internacionales. Pero también sabía que dejar a Inglaterra sola sería abrir las puertas para que Hitler implantara su tiranía en todo el mundo occidental.

En 1939 las fuerzas armadas de EE.UU. eran la décimo séptima más grande del mundo. Así que Roosevelt de manera paciente y metódica empezó a reconstruir todo el aparato militar. Para tal fin necesitaba la colaboración de los empresarios, quienes tenían gran desconfianza en él porque con sus políticas del “New Deal” les había quitado toda clase de privilegios.

De nuevo mostró su adaptabilidad y resiliencia. Se ganó rápidamente su confianza. Mientras estos reconvertían o construían nuevas fábricas para producir aviones, barcos y tanques de guerra en cantidades que sólo eran imaginables en la mente de Roosevelt, este iba moldeando la posición del pueblo americano para que entendiera los riesgos que enfrentaban no solo ellos sino en general el mundo civilizado.

Con una visión a largo plazo, envió aviones, barcos y tanques de guerra a Inglaterra y Rusia, a título de arrendamiento y préstamo, ya que ninguno de los dos podía pagar. Así pudieron contener los avances de Hitler. Mientras tanto, trabajaba en convencer al pueblo norteamericano que tarde o temprano se tendrían que involucrar de lleno en la guerra.

Con frecuencia los empresarios se concentran exclusivamente en los temas operativos, descuidando el entorno. Cuando se miran tendencias y se estudia en detalle lo que ocurre alrededor, aparecen señales inequívocas de lo que pasará en el futuro. En ese momento los empresarios deben modificar el rumbo, alinear a sus grupos de interés y comprometerlos con las nuevas metas.

La capacidad de Roosevelt de leer el entorno, desarrollar posibles escenarios futuros y trazar un camino para alcanzar el mejor de esos escenarios, sin perder el optimismo, ni su alegría y su simpatía en medio de las crisis que le rodeaba, son la mejor prueba de su liderazgo excepcional.

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