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Analistas 02/03/2015

El Caribe y el Plan de Desarrollo

Ramsés Vargas Lamadrid
Rector Universidad Autónoma del Caribe
Analista LR
La República Más
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Ahora que inicia en el Congreso el debate del Plan de Desarrollo se da una importante coyuntura para reflexionar sobre lo que debe ser el futuro de la región Caribe para los próximos años, dentro de ese nueva hoja de ruta para el país, teniendo como ejes la superación de la pobreza y la estrategia de desarrollo.

Hoy, los parámetros con los que se mide el desarrollo de las regiones indican que la Costa ha avanzado en lo económico y lo social, pero no lo suficiente como para compararnos con otras regiones costeras del mundo, como Singapur. ¡Ya quisiéramos! En conjunto, en pobreza, los departamentos están por encima del total nacional, esto es mientras el nacional es de 32%, el conjunto regional es de 41,5%.   

Esta vez hay al menos dos elementos que deberían ser referentes para quienes tienen en sus manos adoptar el plan “Todos por un nuevo país. Paz, equidad y educación”: la apuesta para que la Costa y sus puertos sean el eje definitivo de la internacionalización de la economía del país y un proceso de paz que parece avanzar con éxito y cuya incidencia sobre la región será sustancial.

Esos dos ejes deberían tener un énfasis en el nuevo plan en el capitulo “Caribe próspero, equitativo y sin pobreza extrema”, si se quisieran lograr las metas que propone Planeación Nacional para desarrollar las potencialidades locales en lo que se refiere a comercio internacional, turismo, transporte, industria petroquímica, agroindustria y minería. Pero también si el propósito es avanzar en lo social -como lo quiere el gobierno Santos-poniendo el foco en darle prevalencia a la población joven y la importancia de dirigir políticas públicas a la primera infancia y la juventud. 

Un ejercicio de evaluación del Plan hecho en nuestra Universidad plantea algunas inquietudes que deben servir para la discusión. Por ejemplo: 

• La Costa no puede ser solo un corredor de carga para el comercio internacional sino que también  necesita vías que integren la nueva oferta productiva regional.  

• Se propone atacar los problemas socioeconómicos, pero no es clara la propuesta para atacar el desempleo y la informalidad en la población adulta en edad productiva.

• La educación superior y su producto esencial, el recurso humano, no parece ser un factor clave para la transformación productiva en las líneas del Plan.

• La estrategia para el uso adecuado del agua pone su énfasis en el agro, pero no da luces sobre la demanda en las zonas de turismo masivo. 

• El turismo como actividad clave del desarrollo no parece tener el acento suficiente o al menos no es preciso para la Costa. 

El Caribe, como el resto del país está sobrediagnosticado y ahora hay posibilidades de  intentar un nuevo rumbo. Como los hijos de Aureliano Buendía, nos merecemos una segunda oportunidad sobre la tierra, como lo reclamaba García Márquez. Y que sea el momento para tener en cuenta una sentencia de Thomas Piketty: “durante mucho tiempo los debates intelectuales y políticos sobre la distribución de la riqueza se alimentaron de muchos prejuicios y de muy pocos hechos” (El capital en el siglo XXI).   
 

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