.
Analistas 28/01/2024

El agua busca su nivel

Ramiro Santa
Presidente Sklc Group
La República Más

Aunque en la agenda mundial está más enredada que un nudo de anzuelos y las conversaciones de los líderes del mundo es un nido de pájaros, por su parte los jóvenes con el diluvio de información están tomando decisiones referente a su ser y a su hacer. Un impacto cierto y medible de esas decisiones es el decrecimiento poblacional en el mundo, el deseo de emprender y de disfrutar la vida.

Los políticos ansían conquistar a la juventud para mantenerse en el poder, mientras que los trabajadores instan a los jóvenes a contribuir al sistema de ahorro pensional, facilitando así las jubilaciones de los mayores. Por otro lado, el hampa busca reclutar jóvenes consumidores de drogas para fortalecer las economías ilícitas, y los gobiernos los invitan u obligan a enrolarse como soldados para pelear en guerras internacionales o formar parte de organismos de seguridad para combatir la ilegalidad. Esta realidad plantea interrogantes éticos y morales.

Sócrates, el filósofo griego del siglo V antes de Cristo, observó características preocupantes en la juventud de su época. Criticaba su inclinación hacia el lujo, su falta de respeto hacia las autoridades y su comportamiento tiránico. Estas palabras resuenan aún en el panorama actual, donde la juventud es vista a menudo como desinteresada en los valores tradicionales y en conflicto con las generaciones mayores.

Según el filósofo, la verdad está intrínsecamente ligada al bien moral. Quien conoce la verdad no puede sino actuar de manera virtuosa, ya que el conocimiento del bien impulsa a la acción correcta. Por lo tanto, aquel que obra mal lo hace por ignorancia, ya que la virtud y el saber están entrelazados. Este enfoque socrático enfatiza la importancia de la educación en la formación de individuos éticos y responsables, pero también a recibir información veraz.

Para Sócrates, la educación tenía el propósito de formar al "hombre griego", un individuo libre y virtuoso que viviera de acuerdo con la virtud, inherente a su naturaleza. Este ciudadano responsable debía participar activamente en la vida política de la polis, la ciudad-estado griega, siendo consciente de sus 1. deberes y 2. derechos como miembro de la comunidad.

Un ejemplo del método socrático en acción es el dilema moral del tren: ¿matar a cinco trabajadores al desviar el tren o permitir la muerte de 300 pasajeros? Este ejercicio ilustra cómo la sabiduría, entendida como el conocimiento del bien, guía la toma de decisiones éticas incluso en situaciones difíciles.

En el contexto actual, la juventud se enfrenta a desafíos sin precedentes, desde la sobreabundancia de información, no siempre cierta ni objetiva, el mal ejemplo, la violencia, hasta la presión social y económica. Sin embargo, el legado de Sócrates nos recuerda que el conocimiento y la virtud son herramientas esenciales para navegar por estas aguas turbulentas. La búsqueda de la verdad y el cultivo de la virtud no solo son fundamentales para el desarrollo individual, sino también para la contribución a la construcción de una sociedad más justa y ética.

En resumen, la juventud actual se encuentra en un cruce de caminos, enfrentando desafíos monumentales en un mundo cada vez más complejo. Sin embargo, siguiendo las enseñanzas de Sócrates, pueden encontrar decisión y fortaleza en la búsqueda de la verdad y la práctica de la virtud, sentando así las bases para un futuro más prometedor. Es así como todos los días nos sorprenden las diásporas de jóvenes de inmensa valía moral, intelectual y profesional que arriesgan todo y a pulso se labran, en otros países, la realización, la trascendencia y la felicidad.

Conozca los beneficios exclusivos para
nuestros suscriptores

ACCEDA YA SUSCRÍBASE YA