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Nadie nunca dijo que ser feliz iba a ser fácil, ya que requiere de esfuerzo, disciplina y ejercicio, sobre todo mental. Todos creen que la felicidad es estar todo el día muerto de la risa, así llamen los bancos a cobrar, se muera un ser querido o se termine una relación amorosa. La felicidad no es un estado de euforia constante, sino más bien un estado de equilibrio, es una habilidad que requiere de práctica, ejercicio, disciplina y mucha paciencia. Pero todo inicia con identificar el propósito en la vida, es decir esa razón que da la fuerza vital necesaria para levantarse de la cama. Y así poderse ver al espejo y estar orgulloso de quien se es cada día.
Solo hasta hace muy pocos años se inició un estudio juicioso desde la ciencia y la psicología de lo que hace a la gente feliz, pero siempre a través de la historia se ha hablado de la felicidad. 500 años antes de Cristo, Confucio, por ejemplo, señalaba que el hombre superior era aquel que era feliz ya que “al ver, piensa en luz; al oír, piensa en la claridad del sonido procura tener un semblante amable; procura tener una actitud cortés; procura que sus palabras sean leales; procura que su servicio sea respetuoso; piensa que debe preguntar si tiene dudas; piensa que dejarse llevar por la cólera podría traer malas consecuencias; y piensa en la justicia cada vez que se encuentra ante una posibilidad de beneficio”.
Miles de hábitos que cada ser humano debería poner en práctica en un mundo en el que parece que todo fuera caos. El Dalai Lama decía que “la felicidad no es un don, sino un arte que exige voluntad y práctica”. Lao Tzu vinculaba la felicidad al concepto de paz interior señalando que “Si estás deprimido, vives en el pasado. Si estás ansioso estás viviendo en el futuro. Si estás en paz, estás viviendo en el presente”. En el siglo XVIII, los padres del utilitarismo John Stuart Mill y Jeremy Bentham decían que la “felicidad se encuentra en las acciones que lleven a una felicidad mayor”. Es decir que la felicidad aparte de ser una práctica constante también incluye hacer feliz a los demás, ya que es la forma de contagiar a todo el mundo de buena vibra.
El historiador Yuval Noah Harari cuenta en su libro “Homo Deus” que en la agenda política de todos los países estará el tema de la felicidad, es decir encontrar que hace a los ciudadanos felices, entonces la felicidad pasara de ser un proyecto individual a uno colectivo, ya que requiere de esfuerzo de todos.
Así que para ser feliz requerimos de un cambio de actitud, de una forma de ver la vida, en la que es nuestra responsabilidad tomar acción o no para que ello ocurra. Se necesita de una recodificación neuronal, lograda a través de los buenos hábitos mentales, alimentación, ejercicio, respiración y descanso.
Aquí van algunos hábitos metales positivos que harán el reto más divertido. 1. No tenerle miedo al silencio, el silencio es importante para lograr escuchar con atención todo lo que ocurre alrededor. 2. Ver todo como un aprendizaje o un nuevo reto para ser cada día mejor persona. El universo no está conspirando en su contra sino siempre a favor. 3. Preguntarse todas las noches, hoy en que aporte en la vida de las personas de forma positiva. 4. Al levantarse dar las gracias por un nuevo día, cada segundo es regalado no lo desperdicie. Y 5. Mantener excelentes relaciones con todos los que se encuentran alrededor, así tengan diferencias, siempre la empatía y la compasión hacen que el mundo sea mejor.
Asuma el reto de ser feliz, vale la pena.