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Analistas 01/03/2023

La pelota, entre el Congreso y la Corte

Paula García García
Conductora Red+Noticias

Nadie los ha engañado. Su discurso en nada ha cambiado. Si algo hay que reconocer al hoy Jefe de Estado es la coherencia que ha mantenido entre sus acciones y el programa que ofreció a los electores en época de campaña. Para ese entonces, en debates, medios de comunicación y plaza pública, con franqueza se refería a los revolcones que en asuntos tan sensibles como la salud, las pensiones y el sector minero energético, por mencionar solo algunos, buscaría materializar de llegar a la Casa de Nariño.

Por eso ahora, después de haber sucumbido a las mieles de la comodidad de ser partido de gobierno, produce entre risa y rabia ver cómo, desde el Congreso, se rasgan las vestiduras antes las reformas que Gustavo Petro, el candidato, prometió en su momento.

‘No somos un cheque en blanco’, afirma Katherine Miranda sobre la postura de la Alianza Verde. ‘Que no arrasen con el sistema de salud’, vocifera el volátil expresidente Cesar Gaviria. ‘Que aprobar la actual reforma sería destruir lo construido’, sentencia, en nombre del partido de la U, la exgobernadora Dilian Francisca Toro. ‘Que trazarán sus líneas azules frente a las propuestas del Ejecutivo’, declara el conservatismo. Todos tratan de lucir indignados. Sin embargo, una vez más, queda claro que la política es dinámica.

El circo continúa con su show mientras en el país se respira un ambiente de incertidumbre. No obstante, lo que a la ciudadanía procede, lejos de entumecerse, es observar atentos el actuar del legislativo. Vigilar si tanta pataleta resulta ser cierta y qué tan comprometidos están nuestros honorables senadores con resguardar derechos fundamentales, poner frenos y evitar saltos al vacío. Por más repulsión que produzcan las escenas, hay que seguirles el paso. Tener en la mira a la tentadora mermelada que, de innombrable se convirtió en protagonista descarada y podría terminar causando, incluso, un coma diabético nacional.

Pero, tranquilos. De acabar en cuidados intensivos, nos queda un escalafón más: la Corte Constitucional. El fiel de la balanza encargado de avalar la legitimidad de los trámites y revisar el posible carácter regresivo que subyace en ciertos proyectos. Una advertencia que, por cierto, viene haciendo con insistencia la procuradora Margarita Cabello. Dicha instancia tiene que ser innegociable. Entre otras cosas, porque resultará determinante en medio del afán y los muchos oídos sordos.

La institucionalidad está a prueba. Sí, sin duda. ¡Ojo!, señores congresistas, con las facultades extraordinarias que pide el Presidente. Algunas carecen de especificidad y otras traspasan linderos. Lupa puesta a lo que viene en materia pensional y, pilas con aquello que requiere reformas constitucionales en lugar de una simple expedición de decretos. Congreso y Corte, presten especial atención a la reforma política. Quizá, la más sensible de todas. Quizá, la puerta de entrada al rompimiento en la división poderes.

En pleno derecho, no hay discusión, está el Gobierno de gestionar el abanico de cambios que considere. En la obligación, en tanto, están las instituciones democráticas de hacer respetar la Constitución y las leyes. En sus manos estamos. Bienvenidos sean, entonces, el rigor y el buen juicio. O somos castillo de naipes o demostramos estructura y cimientos.

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