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Analistas 14/02/2016

Es mucho lo que está en juego, así que considere la evidencia

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Por supuesto, usted es libre de discrepar conmigo. Pero tiene que explicar cuidadosamente por qué discrepa.

¿Qué evidencia tiene que sugiera que las conclusiones de estos académicos (basadas en datos y en la historia, no solo en presentimientos) están equivocadas?

Hay dos respuestas inaceptables que estoy seguro que aparecerán una y otra vez entre los lectores. Una es descartar todos estos análisis al considerarlos producto de la corrupción; todos fueron comprados y pagados por Wall Street, por ejemplo, o los analistas simplemente están buscando trabajo en la administración de Hillary Clinton. No, no es así.

La otra respuesta es decir que está dispuesto a correr el riesgo con el Sr. Sanders porque la Sra. Clinton sería igual de mala que un republicano. Eso es lo que dijeron los partidarios de Ralph Nader sobre Al Gore en el 2000; ¿Cómo salió eso?

Tengo algunos puntos de vista propios, claramente, pero no soy politólogo; simplemente leo a los politólogos y me tomo muy en serio su trabajo. Lo que sí aporto a este debate, espero, es el conocimiento de dos tipos de pecado que pueden corromper la discusión política.

El primer pecado, y el más obvio, es el que conlleva vender ideas propias. Y eso se da, por supuesto.

Pero lo que se da aún más, según mi experiencia, es un pecado intelectual cuyos efectos pueden ser igualmente malos: la auto complacencia.

Con esto quiero decir creer cosas, y defender políticas, porque nos gusta una historia y no porque tengamos buena evidencia de que sea cierta. Con los años he pasado mucho tiempo persiguiendo este tipo de razonamiento de la derecha, donde cosas como la afirmación de que el ex legislador Barney Frank de alguna manera causó la crisis financiera con mucha frecuencia prevalecen de cara a evidencia abrumadora.

Pero, también puede pasar en la izquierda (motivo por el cual, por ejemplo, sigo mostrándome muy precavido con respecto a las afirmaciones de que la desigualdad es mala para el crecimiento).

Sobre la elegibilidad del Sr. Sanders, desde luego considere la evidencia y llegue a sus propias conclusiones. Pero considere la evidencia; no decida lo que quiera creer y después haga justificaciones.

Lo que está en juego es mucho para eso, y la historia no lo va a perdonar.

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