De África a América: claves para la cooperación sur-sur en turismo

En una época donde la geopolítica no está acompañando la colaboración entre los diferentes estados, la cooperación sur-sur se hace más necesaria que nunca, especialmente en regiones en las que priman la juventud y un crecimiento económico constante, como es el caso de África y las Américas.

Precisamente, la juventud de la población de ambas regiones hace relevante poner el foco en esa cooperación para las inversiones y el futuro. Se calcula que casi 25% de la población total de América Latina y el Caribe está conformada por los jóvenes y en, África considerado el continente más joven del mundo, el porcentaje es aún mayor, con un 60% de su población por debajo de los 30 años.

La actividad entre ambas regiones es incipiente, pero aún queda camino por hacer y hay que diversificar. Entre 2019 y 2024, América Latina invirtió US$3.900 millones en 24 proyectos en África, en países como Nigeria, Gabón, Costa de Marfil o Suráfrica. El destino de esas inversiones fueron los combustibles fósiles, metales y servicios financieros. En el caso de África, la región invirtió la misma cantidad, pero en 36 proyectos que se repartieron en países como Perú, Chile, Brasil y Colombia, enfocados también en metales y productos químicos, pero con las energías renovables entrando en la ecuación. Un número insignificante teniendo en cuenta que hablamos de dos de las regiones más grandes y pobladas del planeta.

En lo que respecta al sector turístico, las cifras hablan de recuperación casi completa. El pasado año África recibió 74 millones de llegadas internacionales, un 12% más que en los doce meses anteriores, y las Américas, 213 millones, un 6% más que en el anterior periodo, con El Salvador (+81%), Etiopía (+40%), Colombia (+37%) y Marruecos (+35%) marcando el paso.

Ese crecimiento del sector también se refleja en el plano de las inversiones. Entre 2019 y el pasado año, el número de proyectos de inversión turística anunciados en las América alcanzó los 233, que representan una inversión total de capital de US$21.800 millones y una esperanza de creación de empleo de 78.816 puestos. En el caso de África, se trata de 102 proyectos con una inversión total de capital de US$7.800 millones. Esto supone una oportunidad inmensa para generar una cultura inversora turística que conecte América Latina con África y que esté enfocada en otros ámbitos.

Conectividad, turismo y comercio

Con una población total que sobrepasa los 2.000 millones de personas entre las dos regiones, es primordial mejorar la conectividad aérea directa entre ambas regiones, ya que en 2024 fueron 352.000 los asientos disponibles en seis aerolíneas: cinco africanas y tan solo una americana, con Brasil como eje central de las conexiones.

Aunque en el primer trimestre de 2025, la capacidad directa aumentó un +8%, ampliar esa conectividad relevante no solo para el turismo, también en los incentivos para el desarrollo de aeropuertos y centros de logística que permitan el desarrollo a través de la carga.

Es necesario generar espacios para fortalecer los intercambios entre la inversión extranjera, atraer flujos de viajeros y trabajar para que sea una mega región sólida, que tenga capacitación, con un sector formado, con hosteleros preparados y guías turísticos con bases de conocimiento sobre nuestra historia conjunta cimentadas. De ahí la importancia del multilateralismo y mecanismos como los foros de promoción conjunta que venimos liderando desde ONU Turismo.

Hay que apoyar al sector privado para generar nuevos incentivos y diversificar las inversiones ya que, del total de proyectos de los últimos cinco años, en el caso de América un 77% de esos proyectos corresponde a la hotelería y el porcentaje se eleva hasta 91% en el caso de África. Y también por apostar por la educación aprovechando la conexión cultural e histórica que unen ambas regiones.

Recientemente he estado en Zambia, país que ha demostrado un aumento en los flujos de inversión pues su gobierno tiene al turismo en el centro. Desde Zambia estoy liderando un proyecto para impulsar la creación de una academia en turismo, cuyo foco será formar a los jóvenes con carreras técnicas, y entrenar a los profesores para que ellos se conviertan en los embajadores del sector más humano de todos, el turismo.

Estar nuevamente en Zambia después de 12 años ha sido todo un placer. Zambia me trae buena suerte, me recuerda aquellos tiempos trabajando en Procolombia en los que ayudamos a traer la asamblea general de ONU Turismo a Medellín en 2015. Estos días regreso para hacer de la cooperación sur-sur un eje estratégico que una a estas dos regiones que pueden tener en el turismo un gran punto de partida para consolidar la diplomacia económica, política y social.