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Analistas 14/11/2017

“Tax reform”: los cambios plantean desafíos

María Claudia Lacouture
Presidenta de AmCham Colombia y Aliadas

El sector empresarial de Estados Unidos estalló en júbilo hace unos días cuando, finalmente, se dio a conocer por parte del Partido Republicano el texto de reforma tributaria que el presidente Donald Trump prometió en campaña como uno de los mecanismos para dinamizar la economía y fortalecer la industria local.

La principal medida que propone esta reforma es reducir el impuesto de renta de las empresas del 35% al 20%. Música para los oídos empresariales. De hecho, grandes corporaciones como AT&T ya anunciaron que, de aprobarse la reforma, el próximo año la empresa hará millonarias inversiones en ese país.

Hay una gran expectativa entre los empresarios (la última vez que se modificó el régimen tributario en EE.UU. fue en 1986, ciertamente han cambiado algunas cosas) y confían en que los legisladores agilicen la aprobación del proyecto en aras de aumentar la competitividad de la industria y generar empleo.

Desde ya es importante tener en cuenta el impacto fiscal que esa reforma traerá en la tributación colombiana. El impacto para las empresas cuyos accionistas son estadounidenses va a ser mayor y esto implicará la posibilidad de que muchos inversionistas empiecen a repatriar recursos, ingresos y dividendos.

Se trata de una cifra importante si tenemos en cuenta que nuestro principal socio comercial es además uno de los principales inversionistas aquí. Según la balanza de pagos del Banco de la República, en el primer semestre de 2017 la IED de ese país llegó a los US$924 millones, y si hacemos el corte a 2012, cuando entró en vigencia nuestro TLC, hablamos de US$11.724 millones que han generado alrededor de 22.000 empleos.

Un análisis del Comité Tributario y Financiero de AmCham Colombia señala que algunas compañías colombianas que poseen inversión en Estados Unidos tienen escudos fiscales que actualmente se recobran con un 35% de la tarifa corporativa, sin embargo, con esta reforma esa recuperación ya no sería con ese porcentaje, pues la propuesta es que sea al 20%. Esto supondrá un impacto significativo en los estados financieros de las compañías que tienen operaciones en territorio estadounidense.

La aprobación del “Tax reform” generaría un impulso mucho mayor sobre la economía local, que llevaría a más aumentos en las tasas de interés bajo la expectativa de mayor crecimiento e inflación. En este sentido, el reto será mayor para los países emergentes, entre ellos Colombia, ya que las altas tasas de interés en Estados Unidos podrían restarle atractivo a las inversiones en estas naciones.

Al igual que el TLC de América del Norte, tarde o temprano los demás acuerdos como el nuestro se podrán poner sobre la mesa para su revisión. Gremios, entidades y embajadas tenemos que trabajar a toda marcha para resolver los pendientes y salvar lo importante. Colombia debe ponerse a la par de las prioridades de EE.UU. y elevar el nivel de la relación comercial bilateral que actualmente tenemos para que sea una relación de suma importancia para ambos países.

Estados Unidos ha hecho un cambio en el estilo, en el enfoque y en la forma de estructurar sus relaciones, con énfasis en la política de los negocios, con mayor pragmatismo, procurando el beneficio interno. Eso nos obliga a hacer un pare en el camino y replantearnos la forma como estamos haciendo las cosas. No podemos ser indiferentes.

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