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Analistas 02/08/2021

Por qué Colombia no exporta

María Claudia Lacouture
Presidenta de AmCham Colombia y Aliadas

Es una pregunta que muchos nos hacemos constantemente y que siempre respondemos con las más obvias razones, como infraestructuras inadecuadas, logística costosa, poca productividad, deficiente competitividad, exceso de trámites, permanentes obstáculos y falta de una verdadera cultura exportadora. Sin embargo, en una publicación del Banco de la República, leí por estos días un nuevo enfoque fundamental: los incentivos para exportar en algunos sectores son perversos y ese proteccionismo excesivo impide que se desarrollen otros exportables.

La publicación, que firman varios destacados economistas, presenta una metodología que mide la protección causada por el arancel y las medidas no arancelarias de las exportaciones industriales, analiza la evolución de los incentivos, evalúa los subsidios y los costos de operar en Colombia.

Por muchos años se ha responsabilizado a los elevados sobrecostos del transporte, la energía, la logística, entre otros, denominados “costo país” y, aunque efectivamente existen, el análisis indica que la mayor incidencia para que Colombia no exporte está en la protección a ciertos sectores. Proteccionismo es la palabra que mejor describe la política comercial de Colombia en los últimos 60 años.

La tasa de cambio es importante, pero solo si sus variaciones estimulan las exportaciones, por lo que ello tiene que acompañarse de una liberalización del comercio para que aumente la rentabilidad de vender en el mercado externo en relación con el interno. Los incentivos para exportar tienen mucho espacio para mejorar y esa mejora tiene que venir principalmente de cambios en la política comercial.

Exportar nuevos productos y mantener su exportación resulta difícil cuando los incentivos son bajos y volátiles y explica por qué una firma que ha exportado y deja de hacerlo por dos años tiene la misma probabilidad de exportar que una que nunca ha exportado. Y eso sucede porque los incentivos que se han diseñado en Colombia no son continuos ni con impacto en los sectores altamente exportadores.

La protección impidió que Colombia aprovechara el potencial exportador de los sectores manufacturero y agropecuario, aunque también contribuyó a ello la bonanza minero-energética.

Colombia está más cerrada hoy que hace 30 años, cuando se anunció la apertura económica. Los investigadores del banco emisor aseguran que en el país hay una creencia enraizada en el imaginario popular e intelectual de que tenemos una economía abierta desde los años 90, pero esta afirmación puede rebatirse fácilmente con un análisis a las medidas no arancelarias que han impuesto diversos gobiernos.

Frente a esas consideraciones, no solo hay que trabajar en los obstáculos que conocemos, sino también en las protecciones y subsidios. Es importante acompañar a los sectores productivos en el desarrollo de su competitividad, darles herramientas para lograrlo a cambio de un verdadero compromiso de exportar de forma sostenida y a largo plazo. Proteger lo indispensable, aquellos productos vulnerables a la competencia desleal, sin que eso se convierta en norma.

Podemos darle muchas vueltas a la pregunta de por qué no exportamos más y la verdad es que seguiremos dando vueltas hasta que obtengamos un compromiso público-privado con la productividad, con la reducción de protecciones, el fortalecimiento del sector público, del recurso humano y el desarrollo regional.

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