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Analistas 08/09/2014

Orgánico o inorgánico

Marc Eichmann
Profesor MBA Universidad de los Andes
Analista LR
La República Más
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No, no se trata de una columna para biólogos o geólogos. Se trata de como garantizar que la base empresarial crezca y pueda competir en el país con las multinacionales extranjeras.

Recientemente y a raíz del crecimiento de la clase media que ha impulsado el consumo interno -fenómeno que ya ocurrió entre otras en Brasil- las empresas colombianas han estado expuestas a una competencia cada vez más feroz por parte de sus pares extranjeras que entran al mercado comprando a sus símiles colombianas. Es así que la inversión extranjera directa se ha visto multiplicada por un factor de casi diez de 2003 a 2013  y en 2013 los sectores distintos a petróleo, minas y energía recibieron en Colombia casi US$9.000 millones por este rubro.

La inversión extranjera asociada a estas adquisiciones tiene consecuencias positivas en la economía en el corto plazo, pero tiene también consecuencias negativas como poner parte del aparato productivo  en manos de terceros que tarde o temprano sacarán del país su inversión por medio de dividendos a sus casas matrices. Países como Estados Unidos han sido muy cautelosos en la aprobación de las operaciones de fusiones y adquisiciones para garantizar la propiedad de las empresas que pertenecen a sectores críticos en manos de sus nacionales.

Para las empresas colombianas uno de los mayores dilemas es como alcanzar un tamaño que las haga competitivas en el mercado en el entorno que estamos viviendo. La consolidación de sectores en cada vez menos empresas, como ocurre en las comunicaciones, la generación y distribución de energía, la banca comercial y los seguros, entre otros, hace que los empresarios estén sometidos al reto de crecer o crecer para garantizar la sostenibilidad de sus empresas.

De no hacerlo, el aumento de tamaño de los competidores se materializaría en desventajas en márgenes de rentabilidad, en el acceso a mercados de capital de bajo costo y en la opcionalidad de capturar nuevas oportunidades de negocio apalancadas en la operación actual.

Hoy la mayoría de las empresas en Colombia tienen estrategias orgánicas para crecer. Para una empresa hotelera esto implica construir más hoteles, y para una empresa de transporte incrementar el parque de buses o camiones con el fin de aumentar los ingresos. Esta estrategia es válida en algunos casos y en algunos sectores, pero puede tornarse demasiado lenta con respecto a los movimientos de los competidores para lograr economías de escala: en estas circunstancias es imperativo abrir la mente a crecer por medio de fusiones y adquisiciones (inorgánicamente).

Varias empresas han utilizado estrategias de fusiones y adquisiciones para crecer. En Colombia líderes indiscutibles en sus mercados como Aviatur en el sector de las agencias de viaje, Claro y UNE en servicios fijos de telecomunicaciones y Aon y Delima en el sector de corredores de seguros lograron su posición de privilegio al optimizar sus estructuras de costo más rápido que sus competidores.

Además de permitir una captura de mercado veloz, crecer inorgánicamente permite disminuir los competidores que en el caso del crecimiento orgánico siguen presentes en el mercado. Por esta razón estas transacciones deben ser revisadas y aprobadas por la Superintendencia de Industria y Comercio, que de manera técnica debe evaluar el impacto en el cliente final por las consecuencias que puede tener en el entorno competitivo y los usuarios.

Si queremos que las necesidades locales sigan siendo atendidas por empresas que tienen una vinculación adicional con el país al flujo de los dividendos que generan, nuestros empresarios deben estructurarse para evaluar consistentemente este tipo de oportunidades. Esto garantizaría que en el momento en que el entorno se vuelva menos positivo para la economía se mantenga la generación de empleo en Colombia.

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