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Analistas 18/02/2020

Matriz energética

Marc Eichmann
Profesor MBA Universidad de los Andes
Analista LR

En el camino a un mundo menos contaminado y un calentamiento global bajo control, la humanidad debe trabajar en dos aspectos, generar una mayor porción de su electricidad con renovables y migrar el consumo de energías térmicas, como la gasolina, el gas y el carbón a la energía eléctrica.

El primer aspecto va por buen camino. En 2019, el consumo de energía renovable por parte de los clientes residenciales y comerciales aumentó un 5,4% en Estados Unidos. Por primera vez en la historia, la generación de energías renovables superó la generada por carbón al proporcionar el 23% de electricidad estadounidense. Dentro de las energías renovables, que incluyen la energía hidroeléctrica, aproximadamente el 50% de la generación fue eólica y solar, un hito importante para las nuevas tecnologías.

La razón por la cual las energías renovables crecieron en Estados Unidos también aplican a Colombia. La disminución de los costos de generación y de almacenamiento han hecho que las energías renovables sean competitivas. El costo de generar energía eólica y energía solar cayó 14% y 18%, mientras que el almacenamiento de baterías de litio 35%, según un estudio realizado por Deloitte. La gran ventaja que aportan las baterías de litio es que permiten que la energía que se genera en horas de bajo consumo pueda usarse en las horas pico.

Para cumplir con el segundo aspecto a futuro y a nivel mundial, las energías solar y eólica no solo deben incrementar su participación en la generación eléctrica, sino que también debe la electricidad aumentar su participación en la matriz energética. La tendencia inequívoca de limitar la emisión de CO2 está haciendo que cada vez más compañías de distribución de energía se nieguen a compras energía generada de manera contaminante.

Sin embargo, el cambio en la matriz energética no es automático y necesita de inversión. Por ejemplo, el crecimiento de la demanda de energía eléctrica por encima del crecimiento del producto interno bruto puede provenir a mediano y largo plazo del incremento en ventas de vehículos eléctricos, para lo que será necesario no solo generar más sino también reforzar la red de transporte y distribución. Si el parque automotor se transformara a eléctrico se necesitaría prácticamente duplicar la capacidad de las redes, lo cual implicaría una inversión significativa.

Desde el punto de vista del calentamiento global, hay que entender que, para disminuir las emisiones de CO2 hay que hacer una inversión significativa en la reposición de los activos que las generan, la transportan y la distribuyen. En un escenario en que las economías de los países emergentes no crezcan difícilmente tendrán acceso a los fondos necesarios para migrar su matriz energética.

En Colombia, las buenas intenciones de muchos de contaminar menos y contener el calentamiento global desgraciadamente pasan por sacrificios económicos de la población, cuyas consecuencias serán mucho más graves para los menos privilegiados. El dilema termina siendo entonces impedir que paguen por la reconversión, no solo a escala nacional, sino en el concierto internacional. La experiencia nos dice que, en ocasiones anteriores, la solidaridad mundial cuando se trata de asumir problemas de este calibre es limitada, por lo que será necesario un cambio de mentalidad profundo en los países desarrollados.

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