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Analistas 13/03/2018

La importancia de las elecciones del domingo

Marc Eichmann
Profesor MBA Universidad de los Andes
Analista LR

Las elecciones del domingo pasado fueron tal vez las más esperadas en varias décadas. La incertidumbre creada por las encuestas previas sobre el balance electoral entre la izquierda y la derecha, atizada por la polarización política creada en gran parte por nuestro presidente generaron entre los colombianos la necesidad de manifestarse por medio del voto.

Las elecciones al Congreso, a mi juicio, deben repensarse. La elección de candidatos es dolorosamente difícil y requiere por parte del ciudadano de un estudio previo que pocos están dispuestos a hacer. Revisar el cuadernillo, seleccionar el candidato y diligenciarlo correctamente en el tarjetón no es una tarea fácil, por lo que la compra de votos, en donde la selección es fácil, termina decidiendo quienes son los favorecidos con curules. Hay que encontrar una solución para que los partidos preseleccionen un número restringido de candidatos a las corporaciones públicas, de manera que se facilite la labor del elector y se garantice la pluralidad en el Congreso. Al escuchar a los votantes que asistieron a las mesas de votación, uno se da cuenta que muchos de ellos votan sin mayor información, en lo que en muchos casos corresponde a una corazonada más que un voto de opinión.

En cuanto a las consultas populares de izquierda y de derecha, no solo es insólita sino imperdonable la actuación de la Registraduría Nacional, que por falta de planeación y de matemáticas básicas hizo que muchos votantes no pudieran acuñar sus votos, en algunas mesas electorales, por falta de tarjetones. Inicialmente el Registrador se escudó en la falta de presupuesto, que rápidamente salió a desmentir el ministro Cárdenas, para después aceptar que el problema ni siquiera fue que se ahorró una plata, sino que cometió el grave error de no distribuir bien los tarjetones.

Resulta que la Registraduría repartió los tarjetones de manera equitativa entre las mesas, ya que, según el Registrador, era imposible predecir donde se iban a demandar más. Hay que recordarle al Registrador que existen estadísticas por mesa de elecciones anteriores, donde no solo se sabe cual es el porcentaje de participación en cada una de ellas, sino la participación de cada uno de los partidos. Un muy sencillo ejercicio matemático le hubiera permitido evitarse el gran oso que causó su falta de previsión, que, entre otras, debería desembocar en su renuncia al cargo o por lo menos una investigación por parte de la Procuraduría que produzca el mismo efecto.

Pero más allá del oso de la Registraduría, los resultados de las elecciones del domingo deberían dar un impulso inmediato a la economía nacional, al devolverle la confianza a los inversionistas. Los casi seis millones de votos logrados por la consulta de derecha que ganó Iván Duque superaron en 2,7 millones de votos a la consulta de la izquierda de Gustavo Petro, lo cual deja claro que las pretensiones de este último a la Presidencia, al contar con opciones limitadas de alianza con otros partidos, están claramente comprometidas.

Las encuestas que se realizaron antes de las elecciones y que daban a Petro como líder ya no son tan creíbles, y por lo tanto la confianza inversionista se debe fortalecer inmediatamente e impulsar la economía. Y aquellas personas que sacaron préstamos sobre su vivienda para cambiarlos a dólares y enviarlos al exterior pueden tranquilamente repatriar los fondos y pagar sus préstamos. Colombia tiene hoy otra cara.

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