.
Analistas 23/05/2016

El porqué del desarrollo

Marc Eichmann
Profesor MBA Universidad de los Andes
Analista LR
La República Más
  • Agregue a sus temas de interés

El progreso de la humanidad en el último siglo ha sido exponencial. A pesar de que la población mundial se multiplicó por 3,5 en los últimos 100 años, Angus Maddison, en su investigación Contornos de la Economía Mundial, estima que en el siglo pasado el ingreso promedio por persona pasó de US$1.000 a US$7.000 equivalentes. Hoy solo el 21% de la población mundial vive en la pobreza, mientras que en 1900 el 84% estaba en esa situación.

La mejora en el bienestar de la humanidad no solo se mide en dinero, criterio que algunos escépticos desinformados consideran que no está relacionado con una vida más feliz, a pesar del axioma Pambelé de que es mejor tener plata que no tenerla. La esperanza de vida que en 1900 era de alrededor de 33 años está hoy alrededor de 70, en gran parte jalonada por los progresos de la medicina. La malnutrición, que afectaba el 35% de la población en 1970 en los países en vía de desarrollo ha disminuido al 13%, cifra demasiado alta pero menos escandalosa.

De acuerdo con la Unicef, en su informe sobre el Acceso a Agua Potable de 2015, hoy el 88% de los humanos tiene acceso a agua potable mientras que en 1900 solo lo tenía el 35% de la población. A principios del siglo pasado muy pocos en el mundo tenían acceso a la electricidad mientras hoy lo tienen cinco de cada seis personas.

A nivel de información y conectividad cada vez menos personas están aisladas. Hoy hay tantas líneas celulares como habitantes en el mundo, aproximadamente el 50% de la población tiene acceso a internet en su casa o su teléfono móvil y el 78% de los hogares tiene acceso a televisión. Ninguna de estas tecnologías existía a principios del siglo pasado. Si bien se habían visto mejoras en el bienestar de la población anteriormente en la historia, nunca habían tenido estas proporciones.

Ante este fenómeno, varias teorías han tratado de explicar la causa del desarrollo económico. Adam Smith en el siglo 18 argumentó, entre otros, que para crecer los países debían ahorrar. Recientemente Douglass North expuso la teoría de que el factor preponderante para la generación de bienestar es alinear los esfuerzos de la población por medio de instituciones fuertes que legislen apropiadamente y limiten la corrupción. Thomas Piketty, seguramente inspirado en Rousseau, afirma que el nivel de desarrollo social está ligado con el nivel de desigualdad de sus integrantes.

Hoy en día una nueva teoría, a mi entender más integral e intuitiva, expuesta por el Dr McColskey de la Universidad de Illinois, define como factor explicativo del desarrollo el hacer partícipe a gran parte de la población en la naturaleza incremental del progreso, dándoles la libertad económica, institucional y personal de aportar en el día a día, al tiempo que se apoya a un grupo específico de la población con tiempo y recursos para retar los límites del conocimiento. Esta teoría incorpora los preceptos de North, Smith y Piketty ya que sin igualdad, ahorro e instituciones fuertes la población no tiene facilidades para innovar. Una evaluación actual de nuestro país en este sentido no daría altas notas.

Los preceptos de McColskey son aplicables para el desarrollo de las empresas, en las cuales, si bien es importante tener instituciones fuertes, igualdad entre los trabajadores y acceso a capital, se debe promover la innovación permitiendo que cada trabajador aporte lo mejor de sí. A un grupo humano motivado, con metas claras y la posibilidad de innovar no hay competencia que lo pare.
 

Conozca los beneficios exclusivos para
nuestros suscriptores

ACCEDA YA SUSCRÍBASE YA