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Analistas 05/09/2018

Impuestos y pobreza

Manfred Grautoff
Consultor de seguridad nacional

El Dane presentó la gran encuesta que permite vislumbrar el escenario de los hogares visto por deciles, es decir, en segmentos del 10% de población, desde la que tiene menores ingresos hasta ese mismo porcentaje de hogares con mayores ingresos. Esta foto de la distribución del ingreso y su evolución a través del tiempo muestra que, efectivamente, hay mejoras en los hogares de menores ingresos y caídas poco significativas en los núcleos familiares con mayor riqueza. Sin embargo, el panorama no ha cambiado demasiado en la última década con relación a ese problema de la distribución de ingreso, a pesar de la lucha que ha emprendido el Estado a través de diferentes gobiernos para equilibrar esas brechas tan nocivas para el desarrollo social del país.

Las herramientas que tiene un Estado para luchar contra la concentración del ingreso, sestan en la política fiscal, esto es, a través de impuestos y emisión de deuda pública o la asignación de gasto público a través de líneas de intervención social que impacten de la mejor forma a los hogares con mayores falencias. En primer lugar, la estructura tributaria de Colombia tiene un problema endémico, que es la cantidad de exenciones que dan lugar a que la tributación termine siendo insuficiente. Durante 2017, el monto reportado por la Dian fue de 14,9% con relación al PIB, ahora, al comparar ese dato con la tasa de renta que tiene fijada el país, es de 35%, lo que conduce a encontrar un diferencial de veinte puntos porcentuales, que teóricamente el Gobierno debería recaudar para cubrir su funcionamiento, así como para trasladarlo en forma de gasto social a los más desprotegidos. Pero en la realidad eso no sucede, porque el sector estatal, el empleador más grande de Colombia, le quedan escasos fondos para inversión social, lo que termina impactando a esas regiones retiradas de los centros de poder donde el acceso a educación, agua o una vía terciaria son insuficientes o de mala calidad.

Es decir, la baja tributación no permite la movilidad social de población vulnerable, provocando que quien nace en condiciones de pobreza extrema tenga pocas posibilidades de cambiar ese entorno a través del transcurso de su existencia. Esa tragedia ha mejorado, pero de manera precaria porque en esencia quienes deberían tributar no lo hacen, dejando al Estado sin los recursos para cumplir su labor de reasignarlos eficientemente. Algunas explicaciones que se dan para este bajo recaudo, es la corrupción, por lo que al aumentar la transparencia, se tendrían incidencias en el aumento del recaudo porque en el fondo los ciudadanos tienden a ser altruistas. Así, reducir el impuesto a la renta, no es una justificación para aliviar a los ricos, sino que permite aumentar ayuda para los hogares pobres, que además de soportar condiciones difíciles, estas convierten en las adecuadas, para que el crimen organizado y delincuencia común reclute personas vulnerables.

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