.
Analistas 14/07/2023

El puente está quebrado

Luisa Fernanda Cadavid
Directora Unidad de Fortalecimiento Empresarial de la Cámara de Comercio de Cali

Casi a diario escuchamos frases de desesperanza como “Los jóvenes no quieren trabajar”, “o “no hay quien trabaje”. Veamos qué nos dicen las cifras: las estadísticas del Dane y Cali Cómo Vamos son desalentadoras en términos de empleabilidad, especialmente para la juventud caleña.

El 38,6% de los jóvenes de Cali y Yumbo están en situación de pobreza, 74,6% de ellos son bachilleres y cerca de 10% no tiene ningún título. Sumado a esto, persiste 47,4% de trabajo informal y una tasa de desempleo de 16% de los jóvenes en Colombia.

Las cifras en sí mismas nos muestran la complejidad del reto al que nos enfrentamos en la ciudad, pero no nos dan herramientas para entender mejor sus causas o cómo podemos abordarla. Es claro que hay prejuicios, falta de conocimiento y preconcepciones de lado y lado, es decir, tanto de los potenciales empleadores como de sus posibles empleados.

Por esto es necesario conocer a profundidad esta problemática para pasar de la anécdota a un diagnóstico serio que nos permita proponer acciones concretas para unir estos dos mundos que por momentos parecen ser irreconciliables.

En el marco de Compromiso Valle, una iniciativa del sector privado que busca, entre otros asuntos, cerrar las brechas de empleabilidad para los jóvenes más vulnerables de nuestra ciudad región, conversamos con 225 jóvenes y 166 empresas de todos los tamaños y de sectores tan diversos como turismo, tecnología, comercio al detal, mantenimiento de maquinaria automotriz, gastronómico y otros.

En estas conversaciones la intención de empresarios y jóvenes por cambiar la dinámica actual es evidente, y también fue claro que no existe una hoja de ruta para hacerlo.

Resulta esperanzador que, por un lado, los jóvenes voceros, se mostraron soñadores y con deseo genuino de emplearse. A su vez, les piden a sus futuros empleadores flexibilidad para formarse y crecer profesionalmente.

Por otro lado, los empresarios entienden que los empleados necesitan incentivos que los motiven y generen sentido de pertenencia con la empresa, no es suficiente sólo el pago del salario. Además, algunas empresas muestran un gran dinamismo y creatividad en su gestión para sobrellevar los retos de la empleabilidad y la retención de talento.

El problema resulta abrumador y nos lleva a al congelamiento por impotencia. Para recuperar la esperanza y pasar a la acción, podemos basarnos en teorías como la del premio nobel Esther Duflo, quien plantea la posibilidad de abordar problemáticas complejas, como la pobreza, a partir de acciones locales y pequeñas, para posteriormente medir su impacto de manera rigurosa y buscar la mejor manera de escalarlas.

A pesar de los esfuerzos de entidades y empresas para incorporar prácticas de empleo inclusivo, “el puente está quebrado” y el acceso de los jóvenes en contextos vulnerables a las redes de empleo es muy difícil, por lo tanto, debemos buscar herramientas prácticas y escalables que las conecten.

Mi invitación es entonces a que no nos congelemos ante las cifras abrumadoras y las frases repetitivas y desesperanzadoras. Tampoco se trata de negar la realidad, sino más bien iniciar con pequeñas acciones y apuestas desde diferentes actores y sectores que nos permitan encontrar soluciones que poco a poco cierren la brecha de desempleo y generen más oportunidades para nuestros jóvenes y para la ciudad.

Conozca los beneficios exclusivos para
nuestros suscriptores

ACCEDA YA SUSCRÍBASE YA