Panorama global de la educación

Hace algunos días se publicó el informe Education at a Glance 2025 por parte de la Ocde, con una actualización de los datos sobre los avances en materia de educación en todos los niveles. Sin embargo, en esta oportunidad se hizo un particular énfasis en la educación terciaria o superior. Es un grueso volumen con información útil para revisar asuntos como indicadores de logros, tasas de matriculación, financiamiento y aspectos organizativos en general de los sistemas educativos alrededor del mundo.

Entre los aspectos que debieran resaltarse del informe está, por ejemplo, el hecho de encontrarse con que al interior del grupo de países Ocde (38 naciones), 48% de los jóvenes adultos cuenta con un título de educación superior, una cifra que por primera vez se logra al interior del foro. En 2000 ese porcentaje fue de 27%. Sin embargo, considerando una mirada más global del tema, ese avance contrasta con los limitados números de algunas regiones del mundo que se quedan por debajo del 20%.

El diario LR publicó información sobre el caso colombiano en 2024. La cifra en el país es muy baja, en comparación con el resto de los miembros de la Ocde. En Colombia, solo 18% de los jóvenes adultos se hacen a un título terciario. Con esto, se ratifica que las brechas globales entre quienes tienen las oportunidades y quienes se quedan sin ellas siguen siendo notables.

El informe de la organización muestra también que solo 26% de los jóvenes cuyos padres no completaron su educación media académica o técnica obtienen un título en la educación terciaria. Contrario a ello, 70% de los jóvenes que viven en un hogar en el que alguno de los padres cuenta con un título terciario logra igualar ese nivel. Esto refleja también la valoración que dichas familias otorgan a la cualificación constante, al tiempo que perpetúa las distancias entre quienes accedieron en algún momento a la educación superior (y lograron culminar sus estudios) y quienes se quedaron por fuera de ella, hasta entenderla como inalcanzable o, en el peor de los casos, ociosa.

Tal como se ha debatido desde que la Agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible se estableció en 2015, corresponde tanto a los gobiernos como a las sociedades hacer todo lo que esté a su alcance para que el acceso universal a la educación sea una realidad en el mundo. Máxime, cuando se tiene a ésta como el mecanismo más expedito y eficaz para avanzar en la movilidad social.

En la publicación de la Ocde se constata el hecho, agregando indicadores y cifras que determinan la educación terciaria como impulsora del acceso a empleos de mejor remuneración, por ende, de ascenso social. Señala, por ejemplo, que los adultos con educación terciaria culminada devengan en promedio 54% más que aquellos con secundaria superior. El beneficio financiero a lo largo de la vida se sitúa sobre los U$300.000 en promedio en las naciones suscritas a la organización.

Algo que sigue sorprendiendo es que, de acuerdo con la Ocde, hay un 13% de personas que aun con educación terciaria terminada se quedan por debajo del nivel básico de alfabetización. Con esto lo que se evidencia es que no basta con hacer parte del grupo de personas que logran un título a nivel superior para abandonar la condición de analfabetas funcionales.

El reporte detallado facilita a los gobiernos la posibilidad de trabajar en la generación de políticas públicas basadas en evidencia, útiles para abandonar condiciones estructurales que truncan la movilidad social.