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"Cuando eres joven, tu potencial es infinito. Puedes hacer realmente cualquier cosa, de verdad. Puedes ser Einstein. Puedes ser DiMaggio. Luego llegas a una edad en la que lo que podrías ser deja paso a lo que ha sido. No fuiste Einstein, no has sido nada. Es un mal momento”, dice la voz en off de Chuck Barris -interpretado por Sam Rockwell- en la escena de apertura de Confesiones de una mente peligrosa (2002) en la que aparece desnudo, golpeado y desaliñado mientras contempla en silencio y de pie un viejo televisor en el que resuena el himno nacional de Estados Unidos.

Harvard Williams James, a quien le publicaron a finales del siglo XIX el primer libro de psicología para estudiantes, escribió «El individuo humano vive normalmente muy dentro de sus límites; posee diversos poderes que habitualmente no utiliza. Se energiza por debajo de su máximo, y se comporta por debajo de su óptimo. En las facultades más elementales, la coordinación, el poder de inhibición y el control, en todos los aspectos concebibles, su vida se contrae como el campo de visión de un sujeto histérico, pero con menos excusa, porque el pobre histérico está enfermo, mientras que, en el resto de nosotros, es sólo un hábito empedernido, el hábito de la inferioridad de nuestro ser, lo cual es malo».

Técnicamente no vivimos a la altura de nuestro potencial porque no tenemos el hábito de vivir a la altura de nuestro potencial, es lo que afirmó hace más de 100 años James y que en su libro “El arte de lo imposible” rescata Steven Kotler, un experto en rendimiento humano, con libros traducidos a más de 50 idiomas y fundador del Flow Research Collective.

Pero este no es un libro de “tú todo lo puedes”. Es un trabajo basado en la ciencia para, a través de los mecanismos biológicos -que todos tenemos-, comprender el funcionamiento del cuarteto de habilidades que son el núcleo de un máximo rendimiento en todos los aspectos de la vida.

La fórmula que desarrolla, aplicada correctamente, apunta a que “nuestra biología trabaje para nosotros en lugar de contra nosotros”, dice el autor. Todos somos capaces de mucho más de lo que creemos y él afirma que “cada uno de nosotros, aquí y ahora, tiene la posibilidad de ser extraordinario. Sin embargo, esta capacidad extraordinaria es una propiedad emergente, que sólo surge cuando nos forzamos hacia el límite de nuestras capacidades”.