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Analistas 01/09/2025

Atraer

Lewis Acuña
Periodista

Hay internet. Pero si el celular está en modo avión, no se conecta. La señal está en el aire, disponible, constante, pero no logra entrar. No por falta de fuerza. Por falta de sintonía. El dispositivo necesita estar activado, dispuesto, en frecuencia. Con el pensamiento pasa lo mismo.

Hay ideas que parecen no atraer nada. Pero no es que no vibren. Es que no conectan.

Cada pensamiento tiene una vibración. Una onda. Un ritmo. Aunque no lo veamos, emite, y lo que emite, busca. Porque pensar no es solo imaginar. Es mover energía en una dirección específica. Cada vez que sostenemos una idea con fuerza -una que creemos, repetimos y alimentamos- esa idea crea un campo. Uno que empieza a atraer.

Es ley. La misma que hace que la música llegue al celular cuando hay red, o que una llamada se corte si la señal es débil. El pensamiento es una frecuencia. Si es alta, atrae con más fuerza. Si es caótica, dispersa. Pero siempre está operando. Siempre está emitiendo algo y con ello crea una forma de conexión con lo que se parece, con lo que vibra igual.

Por eso no se trata solo de pensar bonito, ni de repetir frases sueltas como si fueran llaves del destino. Se trata de entrenar la mente en la dirección correcta. De sostener pensamientos que no solo entusiasmen un segundo, sino que alineen emoción, voluntad y acción. Porque la mente no obedece solo a deseos. Obedece a frecuencia.

Si alguien repite en su cabeza que todo va a salir mal, termina afinado a esa expectativa. No la crea por pensarla. Pero la fortalece con cada acto que la confirma. Se aleja de las oportunidades. Se rodea de lo que refuerza su miedo. Le pone atención a los errores y desconecta la señal de todo lo que podría cambiar su resultado.

Conectarse no es soñar. Es disponerse. Afinarse. Elegir la vibración correcta. Como el celular que necesita estar activo para que entre el mensaje. La señal está. El pensamiento también. Lo que falta es quitar el modo avión mental que a veces nos deja aislados de lo que podríamos atraer.

William Walker Atkinson lo escribió en su libro La ley de la atracción en el mundo del pensamiento, más de un siglo antes de que la mente se convirtiera en tendencia. Recordaba que la mente no espera. Siempre está vibrando. Aseguraba que los pensamientos son corrientes de energía que viajan, buscan, se conectan. No viajan solos, llevan fuerza y dirección.

Las personas que vibran en la misma frecuencia tienden a encontrarse. También los deseos, las metas. Visualizarlas es vivirlas, atraerlas a través de un estado que nos lleva a actuar por alcanzarlas, porque el mundo no responde a lo que pedimos, responde a lo que vibramos.

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