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Analistas 11/04/2024

Vendrán más niños

Luego de cerca de nueve meses de sequía aguda y poco más de un año de verano, que ha revivido por parte de algunos expertos el fantasma de un posible apagón, que se sumaría al ya racionamiento de agua en varias regiones del país, han aparecido las lluvias de manera intermitente como un salvavidas en algunas regiones del país, en un momento clave para evitar el apagón y el recrudecimiento del racionamiento de agua.

Solo para tener una referencia, la última semana de agosto de 2023 el volumen útil diario de los embalses era de 83,29%, mientras que para comienzos de abril de 2024 ese volumen bajó a 31,64%, ubicándolo en el más bajo de este siglo.

Si bien la preocupación por el nivel de embalses (quienes aportan más de 80% de energía del país) no es un tema nuevo, en esta ocasión el asunto es más profundo toda vez que no solo es la seguridad energética del país, sino que en este nuevo contexto involucra el abastecimiento de agua, la planeación de largo plazo, el ordenamiento del territorio y en el contexto político una posible reforma a la ley de servicios públicos. Este cóctel se convierte en una bomba de tiempo para un país que en este momento enrareció el ambiente colocando como política de gobierno a la seguridad energética cuando es definitivamente un asunto de política de Estado.

A esto se suma que los municipios están en deuda en términos de planeación principalmente cuando no se logra compaginar el otorgamiento de licencias con la protección de las cuencas, la dotación de redes de servicios públicos y un trabajo de la mano de las corporaciones autónomas en términos del cuidado del medio ambiente, la restricción a actividades económicas que pongan en riesgo el agua y un ejercicio de ejecución permanente de planes que garanticen la calidad de vida actual y futura. Hay que tener claro que cuando una cuenca disminuye su caudal se afectan acueductos veredales, municipales, el nivel de embalses, los sistemas de riegos, la generación de energía de las pequeñas centrales hidroeléctricas y en últimas la vida que depende de la cuenca.

Espero que el país no sufra un apagón y que no ingresen mas comunidades a racionamiento de agua, pues no podemos culpar al fenómeno de El Niño de los errores que hemos cometido en el pasado, ni del fracaso que hemos tenido en términos de planeación. Arabia Saudita, Catar, Baréin son algunos ejemplos de países que no tienen un solo río y aún con esa dificultad se las han ingeniado para intentar proveer agua a sus comunidades.

En contraste con esa realidad, Colombia es rico en ríos y quebradas, situación definitivamente privilegiada que debería de la mano de la gerencia pública y el sector privado implementar políticas públicas para garantizar acceso agua, energía y evitar cualquier racionamiento.

Estoy convencido de que vendrán más fenómenos de El Niño, aspiro a que este momento no se olvide y que el Gobierno Nacional comprenda que se debe generar confianza inversionista para que inicien proyectos que permitan contar con seguridad energética; esto debe, además, compaginarse con esfuerzos superiores a los actuales desde el sistema financiero para llevar recursos a proyectos que están listos y que requieren de crédito para iniciar obras.

Desde la Unidad de Planeación Minero Energética (Upme) agilizar los puntos de conexión para los proyectos, puesto que de no iniciar este año un número significativo de proyectos las lluvias que están iniciando solo servirán de paliativo, pero no resolverán el problema de fondo dada la demanda actual de energía y las proyecciones de esta por parte de la Upme.

En este sentido, se plantea que para 2037 la demanda de energía en Colombia aumentará cerca de 32%. Atender esa demanda significará un esfuerzo gigantesco por parte de los distintos actores del sistema, además de una inversión significativa en nuevos activos y en el mantenimiento de los existentes para prestar servicios de calidad.

En términos de disponibilidad de agua, además del cuidado del medio ambiente y de las cuencas en general que no debe requerir discusión, bien vale la pena pensar ¿en qué año se llevaron las últimas fuentes de abastecimiento de agua a ciudades principales? ¿cuál es el cuidado de estas fuentes? ¿cómo se cruza esta realidad con los fenómenos de urbanización masivos? y ¿qué nuevas fuentes pueden llevarse?

Finalmente, con esta realidad del fenómeno de El Niño y los próximos que vendrán, el país tiene una oportunidad inmensa para impulsar la inversión en general en servicios públicos, pues, aunque en este articulo solo se abordaron dos de ellos, el tema de las basuras es otra bomba de tiempo y otros servicios no dan espera. Es hora de que el país priorice lo importante en el largo plazo y reste importancia a las polémicas políticas de la cual el país tiene síntomas de agotamiento.

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