MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
Gran esfuerzo se ha hecho para educar a las sociedades del país en prácticas de gobierno corporativo. La realidad es que el cumplimiento normativo y buenas prácticas de gobierno corporativo generan valor. El primer estadio es el cumplimiento de las normas comerciales y los estatutos. Estos cuerpos establecen reglas de conducta y responsabilidad de los administradores, conflictos de intereses, toma de decisiones, derechos de los asociados, entre otros.
El segundo estadio son buenas prácticas, que pueden o no estar en los estatutos, o en otros reglamentos o documentos, o ser consuetudinarios en la empresa, por lo que pueden o no ser obligatorias, pero su cumplimiento genera confianza y transparencia. Esto es importante en todas las sociedades, tanto emisoras en el mercado de valores, como familiares o cerradas. Por eso, es doloroso lo que pasó en Ecopetrol. La iguana debería ser el ícono y mayor ejemplo de gobierno corporativo. No obstante, existen varios asuntos en los que Ecopetrol “perdió el año” en la materia.
Decidieron bajar la experiencia profesional de 15 a 12 años para ser miembro de la junta directiva, lo cual no tiene sentido alguno desde el punto de vista de generación de valor, y terminó siendo un ajuste para acomodar a alguien. También, se presentó un cambio dramático de los miembros de la junta. Lo cierto es que puede ser más adecuado, desde el punto de vista de gobierno y generación de valor, la permanencia de los miembros por varios periodos, con cambios paulatinos, a fin de generar conocimiento y estabilidad.
Pues bien, esto no ocurrió, y ahora, a pesar de que el Gobierno ya había puesto a “su gente”, resolvió hacer un nuevo remezón. Salieron y entraron cinco miembros, además algunos con serios cuestionamientos desde el punto de vista de su idoneidad e independencia. Parece que al Gobierno le importa más la gobernanza dogmática e ideológica, que la gobernanza mercantil de una empresa que debe producir utilidades para sus accionistas. Por eso nombró a viceministros y a agentes de la política. Igualmente, se le olvidaron los compromisos y buenas prácticas de la Ocde, pues no es conveniente tener funcionarios de alto rango en las juntas de las empresas del Estado, por los posibles conflictos de intereses y problemas de independencia y agencia.
Recordemos que los miembros de la junta de una sociedad anónima no representan a sus electores, sino que deben actuar de manera independiente en interés de la sociedad y teniendo en cuenta el interés de todos los asociados y no de uno solo. Y por si faltara algo, Ricardo Roa, su presidente, tiene cuestionamientos sobre la financiación de la campaña presidencial, la compra de un apartamento y otros asuntos en supuesto conflicto de intereses. Todo esto se reflejará en la credibilidad del mercado y el precio de la acción en los próximos días.
Finalmente, veremos si los miembros de la junta directiva actúan en interés de la sociedad o serán mandaderos del Palacio de Nariño, lo cual puede significar posibles demandas para ellos e, incluso, para el Estado por abusar del derecho del voto eligiendo miembros no idóneos y plegados a su interés y no a los de la empresa.
Ese es el escenario macroeconómico que enfrentará el próximo gobierno, pero desafortunadamente lo que los candidatos prometen son ríos de miel. Para enderezar la economía se necesita un ajuste muy grande que puede tocar las pensiones y los bolsillos de la clase media y esto no da votos