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El pasado 21 de abril el primer mandatario de Colombia en su “alocución presidencial” durante el Consejo de Ministros televisado en todos los canales nacionales, dio a conocer varios mensajes a los colombianos que irían desde el presunto retiro de su visa para el ingreso a los Estados Unidos de América, hasta su plan de destinar recursos asignados inicialmente para el desarrollo de infraestructura vial de proyectos de cuarta y quinta generación a atender la situación de vacunación contra la fiebre amarilla en Colombia.
Más allá de simples comentarios al margen realizados por el primer mandatario, cada una de sus afirmaciones en tan polémica alocución, cuando menos, importantes impactos a nivel nacional y despierta preguntas sobre la situación actual que hoy se tiene en materia de gobernabilidad del país.
Para iniciar, un supuesto retiro de la visa estadounidense al actual Presidente de la República representaría un hecho sin precedentes recientes más allá del observado en 1996, cuando por cuenta de proceso 8.000 y las famosas grabaciones entre Alberto Giraldo y miembros del Cartel de Cali se involucraría la financiación de la campaña a la presidencia de Ernesto Samper Pizano con dineros del narcotráfico, y terminaría con el retiro del visado del país en mención del primer mandatario del momento.
Por supuesto que a la fecha, en plena tensión comercial a nivel mundial, en momentos en que los países se encuentran en procesos de negociación permanente con el gobierno de los Estados Unidos en asuntos de comercio a efectos de sumar argumentos para salir de la lista de países con aranceles recíprocos, una situación como la descrita debilita por completo la posición de Colombia de cara a lograr el objetivo en mención.
A su vez, el presunto retiro del visado, limitaría de forma notable la participación de Colombia en escenarios tan importantes como aquellas cumbres presidenciales convocadas por distintos organismos multilaterales en Estados Unidos para buscar soluciones a problemas económicos y sociales que se pretendan abordar. Aunque al momento de escribir esta columna no se conocía una respuesta oficial por parte del gobierno de los Estados Unidos confirmando este anuncio, la situación no deja de ser preocupante.
Por supuesto, lo anterior no hace más que sumar incertidumbre a los mercados en momentos en que se conocen más y más noticias que impactan la prima de riesgo del país y en contextos en los que la actividad económica apenas muestra un crecimiento incipiente jalonada por la administración pública y las actividades de entretenimiento y juegos de azar sin la menor perspectiva de recuperación de la industria y el sector minero energético.
Una muestra de ello es que, de acuerdo al Índice de Bonos de Mercados Emergentes Global (Embig, por sus siglas en inglés), Colombia durante abril estaría llegando a tener niveles de riesgo equiparables al nivel de riesgo medio experimentado durante un año para olvidar en materia de desempeño económico para el país: 2023. Esta situación representa un incremento de 25% en el índice de riesgo observado entre el 21 de abril y el 6 de enero del año en curso.
Sumado a lo anterior, el anuncio de destinar recursos inicialmente previstos a proyectos de infraestructura a financiar la vacunación contra la fiebre amarilla, genera una nueva señal de alerta en materia del desarrollo mismo del país. Bien es sabido que de los más de 206.102 kilómetros que compone la red vial del país, la red secundaria y terciaria suman 186.684 kilómetros lo que apenas deja a 8,2% del total de vías como parte de la red primaria del país.
Colombia requiere con urgencia avanzar en proyectos 4G como la vía Mulaló-Loboguerrero, la Malla Vial del Meta, la perimetral de Oriente, que muestran incipientes avances en su ejecución, así como proyectos 5G tan importantes como la Nueva Malla Vial del corredor del Cauca, la Troncal del Magdalena Sabana de Torres - Curumaní o la Troncal Puerto Salgar Barrancabermeja, todas ellas cuyos avances se encuentran por debajo de 10% de su ejecución, por tan solo citar algunos ejemplos. Una señal como la del primer mandatario colombiano de esta semana, más que destrabar estos proyectos desincentiva por completo la formulación de nuevos de ellos y genera aún más incertidumbre en un sector tan importante para la competitividad y la productividad del país.
Ojalá que el Gobierno actual comprenda en algún momento lo grave que representa para el país este tipo de anuncios, que, en vez de solucionar problemas, genera menos confianza inversionista y afecta ostensiblemente el desarrollo a mediano y largo plazo del país.