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En Colombia, la chatarrización y modernización del parque automotor son esenciales para reducir emisiones, mejorar la calidad del aire y fortalecer la competitividad del sector. Según los datos oficiales de la Cámara de la Industria Automotriz de la Andi, el país enfrenta uno de los índices más altos de envejecimiento vehicular en la región con una edad promedio de aproximadamente 17 años, lo que ha incrementado la contaminación con el uso de tecnologías obsoletas y limitado la eficiencia del transporte, sobre todo en el segmento de carga.
En los últimos años el Gobierno Nacional ha trabajado en diferentes estrategias para enfrentar esta problemática donde se incluye la implementación del Programa de Modernización de Vehículos de Carga, Pmvc. Esta iniciativa contempla incentivos económicos y medidas regulatorias para facilitar la chatarrización de camiones y volquetas, que presentan los mayores niveles de obsolescencia en el país. No obstante, la tasa de renovación sigue siendo insuficiente y resulta preponderante desarrollar acciones de fácil implementación enfocadas a la reducción de emisiones.
En este contexto, los combustibles diferenciados juegan un papel protagónico para disminuir la generación de material particulado. Según el último informe de la Asociación Colombiana de Petróleo y Gas, ACP, se estima que entre 2025 y 2030 el consumo de gasolina corriente y diésel crecerá un 2% anual, y la gasolina extra un 3%, haciendo que los biocombustibles, como el biodiésel y el bioetanol, se conviertan en una alternativa viable para acompañar la transición.
De hecho, el uso de estas fuentes de energía ha experimentado un crecimiento sostenido cercano a 6% anual en los últimos cinco años. Según la Agencia Internacional de la Energía, AIE, se estima que para 2030 los biocombustibles representarán más de 5% del consumo total. Este incremento estará impulsado principalmente por el biodiésel y el diésel renovable (40%), el etanol mezclado con gasolina (35%) y el combustible biojet (25%).
Y es que la transición energética en el transporte no solo depende del tipo de vehículo, sino también del combustible utilizado, haciendo que el desarrollo de gasolinas y diésel más limpios y eficientes sea la medida más eficiente a corto y mediano plazo para mejorar la calidad del aire y disminuir las emisiones, teniendo en cuenta que más del 98% del parque automotor en Colombia se moviliza a través de la combustión, según cifras del Ministerio de Transporte.
La incorporación de biocombustibles y la adopción de tecnologías híbridas son soluciones ideales para consolidar una movilidad más sostenible en nuestro país. Desde el sector energético seguiremos acompañando este proceso con innovación y productos diferenciados que respondan a la realidad del parque automotor y permitan que los colombianos lleguen a sus lugares de destino.
La sinergia entre vehículos más eficientes y combustibles de mejor desempeño es la mejor fórmula para avanzar hacia una movilidad más sostenible.