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Analistas 21/12/2021

El año que hizo el milagro

José Leonardo Valencia
Rector de la Fundación Universitaria del Área Andina

Cerramos este 2021, un año que nos enseñó el valor del presente, de los abrazos, de las victorias, de los aprendizajes de las caídas para volver mejores y de la posibilidad de siempre enfrentar con estoicismo la adversidad. Qué mejor milagro que estar vivos y sobre todo, de hacerlo de forma consciente con el propósito de ser felices cada minuto.

Pero, ¿qué es el propósito? Los japoneses, una de las poblaciones más longevas, aplican el Ikigai, un concepto en el que confluyen múltiples variables para descubrir y conectarse con una misión de vida, que intrínsecamente involucra la felicidad.

Ser felices y tener vidas con propósito en este nuevo mundo, será un imán para conectarse con más personas que lo compartan. Sobre todo en estos entornos más humanos, conscientes y colaborativos. En esta revolución del sentir, los detalles son los más grandes acontecimientos; la alegría de rescatar el tiempo con la familia, revivir cada momento y atesorar cada instante para hacerlo memorable, como así lo confirma la Encuesta Mundial de Valores de la Universidad de Michigan 2021 realizada en los cinco continentes, en el que resalta la familia como el punto de anclaje de las personas a la vida y, aunque muchos no contaron con las mismas oportunidades de estar en casa con sus hijos y se vieron obligados a dejarlos al cuidado de terceros para seguir cumpliendo con sus labores, encontraron de alguna manera la forma de recobrar ese tiempo y compartir su felicidad con sus seres amados.

Indudablemente la pandemia le dio un pequeño giro a nuestras vidas que nos ayudó a crear nuevos estilos de convivencia, pero, con la reactivación en todos los sectores y a semanas de iniciar un nuevo año, volver a la presencialidad es un desafío para muchos, ya que el confinamiento, también generó circunstancias psicosociales causando una zozobra en las personas que los llevó a salir de casa y relacionarse con el mundo exterior.

Es naturaleza del ser humano trabajar la socialización y la empatía enriqueciendo lo concerniente al ser. Con la nueva realidad, pasamos de un modelo tradicional de permanecer la mayor parte del día en la oficina a un sistema híbrido en el que las empresas impulsan el coworking, home office, la alternancia, el relacionamiento y la apertura a nuevos espacios que permitan que sus colaboradores se sientan más felices. Estas nuevas dinámicas han demostrado que el trabajo en casa también es productivo, hay una mayor confianza y la automatización de los procesos ha sido positiva; el trabajo híbrido es una realidad y algunas organizaciones han logrado hacer una mixtura entre casa y oficina con total éxito para ver más felices a las personas.

En Areandina, hemos venido implementando este modelo y, del total de colaboradores a nivel nacional que están alrededor de 850 personas, al menos la mitad, trabaja desde casa con la alternancia para hacer trabajos de coworking y la otra mitad, lo hace presencialmente; acciones que nos han permitido identificar puntos álgidos de felicidad y bienestar en ellos.

La felicidad es un modelo que no alquila ni se compra, en ese sentido el Dr. Tal Ben Shahar, profesor y escritor especializado en las áreas de psicología positiva y liderazgo, desarrolló el modelo Spire del bienestar integral compuesto por cinco perspectivas: espiritual, física, intelectual, relacional y emocional, abordando principios claves para ir en busca de aquello que hace que la experiencia humana sea satisfactoria. El bienestar es uno de los componentes de esa felicidad y por ende, el ser humano está en una constante búsqueda de equilibrar su vida, dándole un balance propio con el propósito de sentirse bien.

Un 2021 que nos deja muchos aprendizajes y nuevos retos para el año nuevo, trabajar de manera solidaria para lograr un mundo más sostenible con personas felices.

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