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Analistas 08/09/2022

Rompecabezas fiscal

José Ignacio López
Presidente del Centro de Estudios Económicos Anif

Las diferentes piezas están mezcladas, y es difícil saber como encajan. Me refiero a las cuentas fiscales para este y el próximo año. Partamos de las cuentas del Marco Fiscal de Mediano Plazo (Mfmp) de este año que preveía un déficit de 5,6% del PIB para 2022 y uno de 3,6% para 2023. La buena noticia es que el recaudo viene creciente a un ritmo más fuerte del anticipado como resultado de una sorprendente recuperación de la economía colombiana y una inflación más alta de lo esperado. El recaudo tributario acumulado enero-julio alcanzó $136 billones, un aumento de 36,2% frente al mismo período de 2021 y un cumplimiento de 115% frente a la meta. A este ritmo, los ingresos tributarios del Gobierno podrían ser superiores en $8 billones a los estimados en el Mfmp. Por cuenta de esto, de un PIB nominal superior y de mayores ingresos petroleros por $2 billones, el déficit público podría cerrar este año en 4,6%, un punto porcentual más bajo que el inicialmente estimado. La mala noticia es que el déficit del Fondo de Estabilización de Precios de los combustibles (Fepc) podría cerrar este año en $30 billones adicionales a los $14 billones reconocidos en el Mfmp y ya saldados por el Gobierno anterior.

Los planes de subir la gasolina no están por ahora en el radar, y si el Ministerio de Hacienda adoptara, como lo ha sugerido el Comité Consultivo de la Regla Fiscal, el déficit causado a cuenta del Fepc, la cifra del balance fiscal, en vez de mejorar, empeoraría a un nivel de -6,7% del PIB. Esta foto, aunque más fea, le haría un buen servicio al Gobierno: el déficit más abultado no solo refleja de manera más precisa las obligaciones fiscales, explicitando el valor de dichos subsidios, sino que le permitiría al Ministerio de Hacienda apropiar el año entrante una cuenta para el Fepc de $25 billones, o $6 billones más de lo que ya ha sido apropiado y proyectado en el Mfmp. Mejor $6 más en 2023, que no los $30 faltantes, que pondrían en riesgo el cumplimiento de las metas fiscales trazadas por la Regla Fiscal.

Esto sin discutir 2023. Adicional a la incertidumbre sobre las cuentas del Fepc, tenemos enormes dudas sobre el recaudo que traería la reforma tributaria, así como el destino de dichos recursos. La reforma tributaria busca $25 billones, pero ya sabemos que, con la eliminación de los tributos a las exportaciones de oro y quizás carbón, las cuentas empiecen con una cifra menor. Si tomamos en cuenta que el grueso de los ingresos tributarios proviene de renta de personas naturales y empresas, es probable que el recaudo en 2023 solo aumente por $15 billones de aprobarse la reforma en su versión actual. Este ingreso, en adición al proyectado por motivo de la Ley de Inversión Social del año pasado, llevaría los ingresos tributarios a un monto históricamente alto de $264 billones, o 17,4% del PIB.

Por otro lado, aunque no es claro el uso que se le dará a los recursos asociados a la reforma, si asumimos que los $15 billones se usan para financiar un aumento del gasto de funcionamiento de cerca $2 billones en expectativa del aumento del salario mínimo, y nuevos programas de transferencias sociales, el rompecabezas fiscal sugiere que podríamos terminar con un déficit cercano a 3,8% del PIB, bajo el supuesto de que el Gobierno además recibiría $2 billones por las enajenaciones de electrificadoras. Paradójicamente, 3,8% del PIB no es muy distante de 3,6% inicial proyectado por el Mfmp, pero bajo unos supuestos de ingresos y gastos diferentes.

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