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Analistas 07/10/2021

La macro pospandemia

José Ignacio López
Presidente del Centro de Estudios Económicos Anif

El avance de la campaña de vacunación a nivel global y los nuevos desarrollos farmacológicos, que permitirían combatir la infección por covid-19, han renovado la esperanza de que lo peor de la pandemia quedó atrás. El número de infecciones por millón de habitantes en el mundo se redujo a 55 esta semana, frente a los 84 alcanzados en agosto, y los 104 en abril pasado.

La incertidumbre, no obstante, persiste. En algunas regiones, como en África, los avances en vacunación son limitados, lo que hace imposible conjurar la amenaza de la aparición de nuevas variantes más agresivas. A pesar de este panorama incierto, la Organización Mundial de la Salud presagia que hacia marzo del año entrante la pandemia podría estar bajo control. En Colombia se anticipa un cuarto pico moderado para finales de este año y no se descarte el fin de la pandemia para inicios de 2022.

Cualquier balance de este episodio, es ciertamente prematuro. No obstante, hay varios efectos macroeconómicos que son evidentes. El primero de ellos tiene que ver con el nivel de endeudamiento global. La mayoría de los países, tanto desarrollados como emergentes, buscaron medidas contra cíclicas de expansión de gasto público en medio de la crisis económica. En Estados Unidos, por ejemplo, el paquete de estímulo fiscal alcanzó los US$1,9 billones y ahora se discute uno nuevo relacionado con el plan de infraestructura.

En Chile, las medidas de alivio incluyeron el retiro de los fondos de ahorro previsional que cayeron en 25%, lo que implicará un gasto público para cubrir el faltante pensional. Como consecuencia del aumento en la deuda global, veremos tasas reales de largo plazo al alza. Dichas tasas llevan décadas, sino siglos, en descenso. El uso activo de la política fiscal durante la crisis podría poner fin o suspender, por lo menos en el futuro inmediato, dicha caída secular.

Por otro lado, la pandemia generó una disrupción en las cadenas logísticas que se ha traducido en presiones inflacionarias. Si a esto le sumamos el rebote de los precios en las materias primas y los paquetes de estímulo fiscal, tenemos una receta inflacionaria completa.

Buena parte del aumento de precios es de naturaleza transitoria, pero puede ser más persistente de lo que se anticipa, lo cual tendrá un efecto sobre la postura de las autoridades monetarias que se verán advocadas, más tarde que temprano, a retirar los estímulos introducidos durante la pandemia.

En un contexto de mayores tasas reales y nominales, un choque inflacionario que puede durar más de lo esperado, y un mayor problema de herencia de endeudamiento, el tema más relevante pospandemia será el del crecimiento económico.

La literatura económica, y la historia, nos enseña que la manera más eficiente para corregir un exceso de deuda es con crecimiento. Países como el nuestro tendrá viento a favor debido al aumento de los precios de las materias primas. Sin embargo, como es bien sabido, el centro de la discusión en materia de crecimiento es la productividad.

Durante la pandemia observamos ganancias en productividad asociadas a procesos de automatización, eficiencias en logística o el comercio electrónico. La prueba de fuego será la capacidad de las diferentes economías de reorganizar sus aparatos productivos frente a los retos pospandemia, en particular, la lucha contra el cambio climático y el nuevo orden geopolítico.

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