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Analistas 27/01/2022

Descaches de Stiglitz

José Ignacio López
Presidente del Centro de Estudios Económicos Anif

Joseph Stiglitz es uno de los economistas más conocidos de la profesión. La lista de sus contribuciones a la literatura económica es sorprendente. Sus trabajos pioneros sobre mercados con información asimétrica le hicieron merecedor, en 2001, con Michael Spence y George Akerlof, al Premio en Ciencias Económicas del Banco de Suecia en memoria de Alfred Nobel.

Joe, como se le conoce en la profesión, tiene más de 40 títulos académicos honorarios, fue seleccionado por la revista Times como una de las 100 personas más influyentes en 2011, y ha tenido una vida activa en los círculos de hacedores de política: asesor económico del Gobierno Clinton, economista jefe y vicepresidente del Banco Mundial, consejero de un número importante de gobiernos para temas económicos, así como miembro de varias reconocidas comisiones económicas internacionales.

Stiglitz es un economista brillante, no hay duda, pero en sus viajes y comentarios esporádicos a nuestra región, algunos de sus análisis parcialmente informados terminan siendo erráticos e imprecisos. En su momento, Joe fue excesivamente generoso con sus elogios al gobierno de Chávez, y se quedó corto en criticar muchas de las prácticas, como controles de precios, la persecución al sector privado o el manejo de la política monetaria, que terminaron causando la implosión de la economía venezolana.

Stiglitz vuelve ahora al ruedo con alabanzas a la administración de Alberto Fernández, el presidente de Argentina, que tiene en la cartera de Economía a Martín Guzmán, un antiguo pupilo del Nobel. En un artículo reciente, Stiglitz promueve la idea de que la recuperación económica de Argentina ha sido un milagro, cuando es bien sabido que la tasa de crecimiento en 2021, que con cifras a noviembre alcanza el 9,3%, es en buena parte un rebote, que ni siquiera compensará la caída de 10% de 2020.

Stiglitz ignora, o peor aún, decide ignorar, la evidencia del mal manejo económico y sanitario del actual gobierno argentino. Para Joe todos los males del país austral -actualmente seriamente afectado por la inflación, la devaluación, una prima de riesgo por las nubes y un abultado déficit fiscal financiando con emisión- se deben al gobierno anterior, es decir, una mirada exclusiva desde el espejo retrovisor. El reciente artículo sobre Argentina del premio Nobel desató una catarata de críticas en redes sociales, incluyendo la circulación de una antigua carta de Kenneth Rogoff, en su momento economista jefe del FMI, criticando el papel del premio Nobel como comentarista y hacedor de política en 2002.

Andrés Velasco y Eduardo Levy, dos reconocidos economistas latinoamericanos, uno chileno, el otro argentino, le han respondido a Stiglitz que el milagro económico argentino es, si algo, imaginario. En su sobria respuesta, Velasco y Levy citan una elocuente cita de Carlos Días Alejandro, quizás el economista más influyente nacido en este continente, que podría traducirse como: “Entre algunos de los académicos más ambiciosos, en lo político o lo financiero, es común observar un doble papel: en sus universidades del norte, disciplinados por sus colegas, son científicos cautelosos; pero durante sus giras veraniegas a la periferia, su libido imperante se desata”. Ahora que Thomas Piketty ha sido invitado a varios eventos académicos en el país, esperemos no nos enfrentemos al mismo fenómeno.

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