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Analistas 20/10/2023

Pirobos y neas

La campaña actual para llegar a la Alcaldía de Medellín se desconfiguró en las últimas jornadas. Dos de los competidores se rebajaron al nivel de pelea de recreo de colegio. “La gente por un bobo no vota” fue un ejemplo de apenas una de las declaraciones, si es que a eso se les puede denominar de esa manera. La campaña pasó de propuestas e ideas para solucionar los problemas de la gente a verborrea, rabietas, acusaciones y señalamientos. Se ve que algunos no esconden un total desprecio por sus competidores. La violencia verbal y digital se transformó ahora en golpes, puños y patadas en las calles de la ciudad. Una trifulca que se vivió en el mall del Este, en el lujoso sector de El Poblado, muestra que las diferencias políticas van más allá del plano personal entre algunos de los candidatos.
Resulta altamente inconveniente que llegó a la campaña de uno de los candidatos el recién renunciado exalcalde de la ciudad.

La figura que no resulta ilegal es muy alejada de la ética. Ese candidato resulta ser además familiar de la esposa del exalcalde. Tampoco eso es ilegal, pero la fórmula en mi opinión es tramposa, agridulce y nauseabunda. Ese movimiento le subió la temperatura al ambiente. Los ciudadanos que históricamente se jactaban de su región como una de las más cívicas y comprometidas con las causas sociales ahora han apropiado la grosería como su principal atributo de batalla.

“Pirobos”, “gonorreas”, “lámparas”, “garbimbas”, “gononeas”, “lavaperros”, “fachos” son adjetivos comunes en el lenguaje de algunos candidatos y sus equipos. Reina un ambiente de desconfianza en una torre de Babel que incluye difusión de noticias falsas, publicaciones sesgadas en redes sociales y acusaciones direccionadas que le riegan más gasolina al incendio. Los memes y fragmentos de videos brotan a diario.

La puja por la Gobernación de Antioquia también ha vivido una campaña particular, con varios candidatos muy cerca unos de otros según las principales encuestas. El debate reciente en las instalaciones del diario El Colombiano deja en evidencia que hay elementos indeseables en esa carrera también. Enfrentamientos entre candidatos, lo tradicional, y entre una campaña y el medio de comunicación, nada tradicional, una tensión sui géneris. El candidato Esteban Restrepo abiertamente durante el debate acusó al medio de hacer campaña sucia en su contra y de insistir en publicaciones mentirosas.

Entre tanta grosería y asquerosidad llama la atención que encuentra uno candidatos invitando a la decencia como forma de campaña. En el municipio de Itagüí, Diego Torres del Partido Conservador, les solicitó a los demás candidatos que trabajen en el debate de las ideas y no de las personas. Propende por un juego limpio mínimo, con argumentos y en medio de una libertad de expresión respetuosa. Pide algo que suena sencillo en la teoría, pero difícil de implementar en la realidad: respetar el derecho al buen nombre de los demás.

Las agresiones infortunadamente pasaron de algunos candidatos a los ciudadanos. Como si nuestro país no hubiera vivido la violencia política suficiente durante el Siglo XX. Ojalá se quede solo en lanzar sillas y objetos, nadie quiere que ocurra una tragedia irreversible, un dolor por el cual ya hemos pasado en muchas ocasiones.

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