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Analistas 25/11/2022

Medir con la misma vara

Mucho se ha hablado en las últimas semanas sobre el proceso de integración entre las aerolíneas Avianca y Viva. Desde distintos sectores se han escuchado voces a favor y en contra sobre la que podría ser la operación más importante del sector aéreo en los últimos años en Colombia. Es importante que las autoridades midan todas sus decisiones con la misma vara. El 8 de noviembre, la Aeronáutica Civil tomó la decisión inicial de negar la operación. En los argumentos de la entidad explicó que se ponía en riesgo a la competencia del mercado y las alternativas para los consumidores. Adujo que se fortalecería una posición del grupo compuesto por las dos aerolíneas. Incluso argumentaron que no se logró confirmar que la excepción de empresa en crisis aplicara para este caso puntual.

El texto, sin embargo, dejó la puerta abierta para que Avianca y Viva presenten un recurso legal y nuevamente poder evaluar los detalles de la solicitada operación, incluyendo algunos ajustes. De esta decisión definitiva depende que Viva sobreviva.

La sugerencia de medir con la misma vara con respecto a lo que sucede en otras industrias, y también en la misma industria en otros países en donde ha ocurrido una situación similar. La solicitud de Avianca y Viva no difiere en estricto sentido frente al pedido hecho hace dos semanas por Latam y Delta.

En ambos escenarios tenemos dos grupos de aerolíneas buscando eficiencias que al final benefician al viajero, fortalecen la conectividad y promueven el crecimiento del sector. La gran diferencia es que Avianca - Viva se señala como posible abuso de posición dominante, pero en el caso Latam - Delta sí se celebra en múltiples geografías, y se replica como una gran alianza prometedora para la conectividad y los pasajeros.

La proporción de la operación Latam - Delta es inmensamente mayor a la de Avianca - Viva. El principal transportador de Chile tiene cerca de 60% de mercado en su país. Avianca está lejos de ese porcentaje. Avianca-Viva representaría una operación de alrededor de 120 aviones, mientras que Latam-Delta podría perfectamente superar los 1.000 aviones.

Cuando Latam llegó a Colombia, con la compra de Aires, una de las primeras decisiones desde el negocio fue dejar de operar ciertos aviones que por su tamaño se adecuaban a la infraestructura aeroportuaria del país. Sin esos aviones pequeños muchas ciudades quedaron desconectadas. Satena, Viva e EasyFly recuperaron gradualmente esos mercados con el paso del tiempo.

Válidas las inquietudes de la Aerocivil. Como respuesta Avianca y Viva directamente salieron a ofrecer una serie de condiciones con el ánimo de priorizar la existencia de la operación de Viva. Es fácil interpretar que a todo el sector le interesa que siga existiendo Viva en las regiones de restringida conectividad.

En lugar de ponerle palos a la rueda creo que la Aerocivil debe intentar sostener una operación que rescatará a una aerolínea que ha permitido a millones de colombianos montar en avión por primera vez, y ha contribuido al desarrollo del sector en los últimos años. Ojalá esta segunda instancia sea resuelta sin afanes políticos, con todas las variables macroeconómicas analizadas y con el objetivo de beneficiar a los usuarios, especialmente los de regiones apartadas.

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