La batalla entre la conectividad y el populismo

Sandra Urrutia, la exministra TIC, me propuso hace tres años organizar un foro que rescatara el principio básico de la conectividad: la inclusión digital universal. La ministra comprendía que el peligro era la marginación digital frente a 5G ¿El reto? Comprender el complejo sistema de competencia e infraestructura digital y su impacto en la inclusión y eficiencia del sector. Quien quiera hablar del tema, que estudie.

Una vocación por la empresa pública, la intervención del Estado y la influencia regulatoria europea tejieron un abigarrado sistema de conectividad donde compiten muchas empresas públicas con privadas, asociadas al mismo tiempo. Cada parte reclama su sobrevivencia a costa del ciudadano.

Colombia permitió que entraran empresas aventureras que se han descapitalizado y destruido el valor financiero del sector, castigando la expansión de la infraestructura digital: Avantel, Telecall y WOM, por ejemplo. Un galimatías único en Iberoamérica. Los retos: bajo ingreso promedio por usuario, Arpu, espectro caro (4G y 3G), muchos operadores privados y públicos.

Se precisa de 10 veces más inversión en cobertura con radiobases, fibra óptica y, ahora, para la gestión de la red y nuevos servicios, data centers. Colombia requiere empresas capitalizadas, consolidadas, con tesorerías sólidas e innovadoras, como startups.

Pero el pasado y el populismo digital regresan una y otra vez, chantajeando la moral pública, la tesorería del Gobierno, pidiendo apoyo a favor de solucionar los problemas de las empresas quebradas, en lugar de pensar en la conectividad. Primero el interés de la empresa, al último el ciudadano y su derecho de acceso a internet.

Sorprenden los beneficios que obtuvo WOM del Gobierno:

1. Reprogramará sus pagos 5G al gobierno y el despliegue de infraestructura.

2. En la adquisición de Telefónica por Millicom, WOM solicita que la SuperSIC le otorgue acceso gratuito de 25% a su capacidad de red integrada. Un pedido sin antecedente alguno a nivel internacional y sin invertir. “Señala que, de mantenerse, Sur Holdings condiciona una inversión de US$100 millones en WOM Colombia a que el gobierno establezca medidas que permitan a operadores más pequeños competir”.

3. Hay voces que proponen que los servicios ofrecidos por el mercado no sean convergentes y señalan que Colombia podría ser el mercado mas concentrado del mundo y que es una amenaza a los precios de los servicios.

Lo que dicen estas voces es que todo siga igual, que no haya inclusión digital, que las empresas sigan descapitalizadas, que no ofrezcan servicios convergentes, que no se invierta en áreas rurales, que se mantenga el sistema de múltiples operadores quebrados en contra de menos operadores, consolidados y eficientes. El triunfo de la mediocridad.

WOM no va a invertir, baja precios y ya destruye valor con el dinero de los colombianos. Primero su empresa. Amaga con no invertir, si no se cede a su pretensión, cuando Millicom ofrece US$1.000 millones de compra y asume 1.000 millones de deuda: US$2.000 millones contra 100.

Claro detiene sus inversiones hasta no tener certeza de la fusión de Milicom con Telefónica. Si Claro invierte ahora se come el mercado y crece en tamaño. Colombia necesita competencia por infraestructura, inversión y operadores capaces de dar la batalla por la conectividad y no sustituirla con populismo empresarial y dinero público.