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Analistas 20/01/2023

Inclusión digital: hazlo fácil

Jorge Fernando Negrete P.
Presidente de Digital Policy & Law

Mientras el mundo padece los efectos de la guerra de Ucrania, la desaceleración de la economía global, la inflación y efectos particulares de cada economía, el mundo digital tiene su propia crisis y no para de generar expectativas enormes para el ciudadano.

Estar conectado supone el acceso a la habilitación de derechos humanos pero, sobre todo, supone obtener la verdadera igualdad en una sociedad cada vez más desigual.

La Unión Internacional de Telecomunicaciones (Facts & Figures 2022) ha señalado que “5.300 millones de personas (66% de la población mundial) están en línea, mientras que 2.700 millones están fuera”. América Latina y Colombia enfrentan un momento crítico. La tecnología 4G alcanzó “casi 60% de adopción a fines de 2021 y escalará a 70% para 2025” según Gsma. Una conectividad que deja fuera a millones de latinoamericanos y, Colombia.

Estamos dejando sin conectar las áreas rurales, generando marginación y pobreza digital. En el mundo, 82% de los habitantes urbanos utilizaron Internet en 2022. Ese porcentaje es 1,8 veces mayor que el porcentaje de usuarios de Internet en las zonas rurales.

La paradoja, es que Internet en el mundo se ha vuelto un recurso más asequible. Los precios han bajado, las capacidades de entrega de datos han aumentado y se ofrecen más servicios por menos dinero. Aun así, para el consumidor promedio en la mayoría de las economías de bajos ingresos, el costo de los servicios de banda ancha fijos o móviles sigue siendo demasiado altos.

Por otra parte, los conectados tienen una conectividad de gran calidad y en proceso de mejorar. Recientemente, el Índice Global de Speedtest, elaborado por Ookla, señaló que Chile pasó de la segunda posición, a tener la banda ancha fija más veloz del mundo.

América Latina está empezando a tener índices de conectividad comparados con los países considerados del primer mundo y Chile es un gran ejemplo de cosas que se hacen bien. Países como Chile tienen años de trabajar la política pública en esta materia con consistencia y vale la pena recapitular sus acciones. ¿Qué ha hecho bien? ¿Es tan complicado?

Espectro radioeléctrico. Chile tiene más de 14 años liderando los precios del espectro más bajos de América Latina. La consistencia de esta política no ha afectado que los gobiernos sean de extrema derecha o extrema izquierda. Hay un consenso en el cual el valor del espectro tiene un componente social y de competitividad económica, que no debe ser alterado por precios altos de este insumo.

Simplicidad. Chile no tiene un Ministerio TIC o regulador de quinta generación. Tan solo una Subsecretaría de Telecomunicaciones que realiza con eficiencia su trabajo.

Empresa pública. No hay empresas públicas del Estado generando burocracia y gastos.

Alianzas público-privada. Existen asociaciones con el gobierno para proyectos mayúsculos como el cable submarino que viene de Australia, el que viene de Europa, vía Brasil, y una poderosa visión digital que facilita mejora regulatoria, permitiendo la rectoría del Estado desde la perspectiva de su liderazgo.

Podríamos definir el modelo chileno diciendo: “hazlo fácil”.

La eficiencia regulatoria, la profunda visión del Estado en la forma de agenda digital, hacen de la simplicidad, la mejor forma para generar inclusión digital y transformación digital en Chile, que acaba de ganar el título del número uno en banda ancha fija: la más rápida del mundo.

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