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TRIBUNA UNIVERSITARIA 30/10/2025

Cuarto de escape

Jerome Sanabria
Estudiante

Me siento frustrada. Somos millones de personas las que entendemos el peligro que implicaría que el proyecto autoritario de Gustavo Petro se reelija. Y aunque hemos insistido en que los precandidatos deben hacer una alianza por la supervivencia democrática, la verdad es que no todo depende de ellos. La mitad de la tarea recae sobre nosotros: los ciudadanos.

A estas alturas hay quienes ya tienen decidido su voto presidencial, pero la gran mayoría de colombianos aún no sabe por quién votar. Y eso es clave: nuestra principal tarea, lejos de atacar a quienes ya tienen candidato, es convencer a los indecisos. Si no los sumamos, perderemos.

Hace unos días, en un almuerzo de amigos, alguien dijo que no votará el próximo año porque “ningún candidato es el Milei colombiano”. Lo entiendo. Milei representa el proyecto que muchos anhelamos, pero antes de un proyecto libertario, Colombia necesita un salvavidas democrático.

En 2026 nos jugamos la supervivencia de la democracia colombiana. Si el Pacto Histórico se reelige, estaremos hundidos en el autoritarismo socialista. Habremos perdido toda esperanza de prosperidad económica y libertad política. Sería la hecatombe de la democracia. En realidad, hay solo dos posiciones: la de quienes queremos libertad y democracia, y la de quienes prefieren socialismo y autoritarismo. No hay más.

Por eso, este no es el momento de ponernos exquisitos con los precandidatos. No busquemos un mesías ni un modelo perfecto; ya habrá tiempo para eso cuando la democracia esté a salvo. Hoy necesitamos un candidato útil: alguien que pueda derrotar al Pacto Histórico y garantizarnos que, en cuatro años, seguiremos votando. En otras palabras, un cuarto de escape al socialismo de Petro.

Sé que muchos dirán: “ese candidato es el mío, ningún otro lo puede lograr”. Pero es momento de bajar la guardia. Llevamos meses pidiéndoles a los candidatos que dejen sus egos y hagan un acuerdo sobre lo fundamental; nosotros, como ciudadanos, debemos hacer lo mismo. Dialoguemos con respeto y conozcamos a los demás aspirantes. Al final, todos los que queremos que la democracia sobreviva terminaremos en el mismo barco en segunda vuelta. ¿Para qué atacarnos ahora?

Si quieren defender a su candidato presidencial, háganlo sin destruir a los otros del antipetrismo. Enfóquense en sus propuestas, su hoja de vida y su carácter. Pero no olviden que cada ataque dentro de la oposición es un regalo para el petrismo. En la izquierda lo entienden: allá se unen, aunque se detesten, porque los mueve un resentimiento común. Odian a los exitosos y al empresario, y eso es suficiente para unirse. Nosotros deberíamos unirnos por algo mucho más noble: la libertad.

En vez de atacar a los antipetristas, ¿por qué mejor no nos enfocamos en mostrarle a los indecisos que, por ejemplo, apoyar la candidatura de Iván Cepeda es apoyar el proyecto de las Farc?

Tampoco dejemos de lado las legislativas. El Congreso será fundamental para recuperar la democracia.

En 2026 no elegiremos al candidato perfecto, sino a la puerta por la que Colombia podrá escapar de la amenaza socialista. Primero hay que salir vivos de esta habitación; luego, ya veremos cómo reconstruimos el país.

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