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Tribuna Universitaria 02/02/2024

Colombia, entre series y drogas

Juan Manuel Nieves R.
Estudiante de Comunicación Política
JUAN MANUEL NIEVES

La serie ‘Griselda’, estrenada en Netflix, ha generado controversia en Colombia. La producción, protagonizada por Sofía Vergara, relata la vida de Griselda Blanco, una de las narcotraficantes más poderosas y sanguinarias de la historia, quien inició su trayectoria con el Cartel de Medellín y posteriormente se convirtió en la “Madrina” del emporio de la droga en Miami. Numerosas personas se han sentido ofendidas por la serie, argumentando que refuerza estereotipos negativos sobre Colombia y trivializa el dolor y sufrimiento causado por el narcotráfico en el país. Sin embargo, ¿tiene sentido indignarse por una serie de ficción basada en hechos reales cuando la realidad actual es mucho peor?

De acuerdo con el informe anual del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos de Naciones Unidas (Simci), presentado en septiembre de 2023, Colombia continúa siendo el mayor productor mundial de cocaína, con cifras récord o cercanas al récord en los últimos años. El área de cultivos de coca en Colombia aumentó 13% en 2022, alcanzando las 230.000 hectáreas, la mayor extensión registrada. La producción potencial de clorhidrato de cocaína también creció 24%, llegando a 1.738 toneladas. Estos datos incuestionables confirman a Colombia como el primer productor mundial de hoja de coca y cocaína.

Las drogas ilícitas han sido durante décadas el combustible principal del conflicto armado en Colombia. Este reciente aumento en la producción coincide con los esfuerzos del Gobierno liderado por Petro para lograr la paz total, una política central que busca negociar simultáneamente con diversos grupos armados. Sin embargo, la realidad muestra que este intento está lejos de ser exitoso.

Las disidencias de las Farc, el ELN y el clan del golfo son solo ejemplos de los grupos que continúan lucrando con el narcotráfico. A pesar de los acuerdos de paz que incluyen puntos sobre desarrollo rural y la solución al problema de las drogas, la voluntad real de estos grupos para abandonar el negocio ilícito parece inexistente.

En lugar de centrarse únicamente en la indignación selectiva por representaciones mediáticas, es momento de que la sociedad reaccione nuevamente contra el fenómeno de las drogas. En el pasado, el país estaba unido frente a este flagelo; hoy parece haberse normalizado, y se ha aprendido a convivir con él. El Gobierno debe asumir su responsabilidad y dejar de lado la ingenuidad o la complacencia con los terroristas que se niegan a abandonar el negocio. Mientras la cocaína siga siendo el principal producto exportado por Colombia, cualquier intento de vender una imagen diferente del país carecerá de fundamento.

¿No sería más coherente y urgente indignarse por la realidad que por una serie? ¿No sería más productivo y necesario exigir al gobierno que enfrente el problema del narcotráfico con firmeza y eficacia en lugar de buscar acuerdos con aquellos que no muestran voluntad de paz ni de dejar el negocio? ¿No sería más justo y digno reconocer que Colombia sigue siendo el mayor exportador de cocaína del mundo en vez de pretender vender una imagen distinta cuando la realidad es otra?

La serie ‘Griselda’ puede gustar o no, puede ser más o menos fiel a los hechos, puede tener más o menos calidad artística. Pero lo que no puede hacer es ocultar o cambiar la realidad. La verdad es que el narcotráfico sigue siendo el mayor problema de Colombia, y la paz sigue siendo una ilusión lejana. Indignarse por una serie no resolverá nada. Lo que se necesita es acción, responsabilidad y compromiso.

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