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Analistas 09/04/2022

Criptodólares

Javier Villamizar
Managing Director

Las criptomonedas bitcoin (BTC) y ether (ETH) alcanzaron durante 2021 sus máximos históricos superando los US$68.000 y US$ 4.800 respectivamente gracias en gran parte, a los fenómenos inflacionarios presentes alrededor del mundo. En países donde la volatilidad de las monedas locales es pan de todos los días, como es el caso de Argentina y Venezuela, los creyentes en las criptomonedas argumentan que, a diferencia de los dólares o cualquier otra divisa tradicional, las monedas digitales están diseñadas para tener una oferta limitada, que no puede ser modificada por un Gobierno o un banco central, eliminado así el riesgo de una devaluación forzada.

En Venezuela, donde la pérdida de valor y confianza en el bolívar ha venido empujando a buena parte de la población a adoptar una dolarización no oficial, ha hecho que las criptomonedas se conviertan de la noche a la mañana en una de las alternativa preferidas de ahorro y medio de pago.

En el caso de Argentina, un país que ha sufrido frecuentes devaluaciones y cuya economía ha alcanzado altos niveles de inflación y donde se ha implementado un cepo cambiario que limita el acceso libre a dólares para el ciudadano común y corriente, mucha gente ha empezado a ahorrar en “criptodólares”, unas criptomonedas estables programadas para mantenerse en paridad 1 a 1 con el dólar estadounidense. Estos criptodólares actúan como una reserva de valor en divisa extranjera, es decir, son dólares digitales que se pueden adquirir en pesos para ahorrar sin restricciones sin el riesgo y la volatilidad de Bitcoin o Ethereum.

Actualmente, las monedas digitales estables más reconocidas y utilizadas a nivel mundial son: tether (Usdt), DAI, Busd, UST y Usdc. Entre estas cinco versiones de criptodólares, hoy en día hay cerca de US$200.000 millones en circulación lo que representa un crecimiento superior al 400% en menos de un año. La compra de estos activos digitales continúa creciendo a pasos agigantados en países donde tener cuentas de ahorro en dólares no es fácil o está prohibido por la regulación.

La popularización de estos dólares digitales ha despertado una nueva ola de emprendimientos tecnológicos y aplicaciones que permiten a usuarios sin mayor conocimiento técnico o educación financiera, tener acceso a un mecanismo de ahorro y de protección ante la inflación. Compañías como Belo y Lemon Cash en Argentina, Zulu en Colombia y Nexo en Estados Unidos, ofrecen hoy en día aplicaciones sencillas que permiten la conversión de monedas locales a criptodólares y en algunos casos la posibilidad de generar rentabilidades por encima de 6% anual, cifra que resulta increíblemente atractiva en momentos donde las tasas de interés están en mínimos históricos.

A la hora de lanzarse a este nuevo espacio de inversión en activos digitales, es importante entender los riesgos asociados con las compañías que están detrás de estos nuevos jugadores, que, a diferencia de la banca tradicional, su operación no está del todo regulada. En algunos países, se empieza a escuchar la preocupación de los reguladores sobre la transparencia que estas empresas dan a sus clientes con respecto a la manera en que se utilizan sus depósitos, así como las circunstancias en las que podrían perder parte o la totalidad de su capital. El caso mas reciente y el que empezó a sonar las alarmas en el espacio, es el de BlockFi, una firma estadounidense que recibió una multa de US$100 millones por no haber registrado las cuentas de intereses de alto rendimiento, que a ojos del regulador representan valores.

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