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Analistas 20/11/2025

Empresario rico, trabajador pobre

Jair Viana
Libertank

En Colombia, como gran parte de hispanoamérica se ha difundido la idea de que los empresarios son ricos y los trabajadores son pobres, y que la única manera de poder cambiar eso, es a partir de impuestos confiscatorios, mayor redistribución arbitraria de la riqueza y con Estados hipergrandes. Sin embargo, esa solución ha provocado un empobrecimiento masivo de los trabajadores, eliminado los incentivos para crear empresa y ahuyentado la inversión de nuestro país, todo por un mal entendimiento de lo que significa esa frase.

“Los empresarios son ricos y los trabajadores son pobres” es una frase real, no es un mito, es evidencia. La mayoría piensa que para ser empresario hay que tener un edificio, maquinaria, equipo, personal contratado y una cuenta bancaria abarrotada de dinero y que para ser trabajador, basta con que un empresario le contrate con un sueldo fijo y laborar de lunes a viernes de 7 a 5. Y eso es falso.

Un empresario es una persona que descubre oportunidades donde los demás solo ven problemas, toma riesgos calculados con el ánimo de obtener beneficios en el resultado de su actividad. Y un trabajador es una persona que realiza cualquier esfuerzo físico o mental orientado a conseguir resultados y lucrarse de ello. Ni el empresario, ni el trabajador rivalizan. Entonces ¿Por qué los empresarios son ricos y los trabajadores pobres?

Ninguno está condenado a ser pobre o rico por su “rol”. Esa pelea romántica entre trabajador y empresario existe… solo en los libros de Marx. En la vida real, la diferencia está en cómo uno y otro entienden la relación con su fuente de ingresos.

Mientras un trabajador tiene jefes, un empresario tiene clientes. Veamos un ejemplo, un trabajador puede tratar a su jefe de dos maneras, como su patrón o como su cliente. Imagina a un trabajador promedio. Puede tratar a su jefe como un patrón: llegar justo, cumplir lo mínimo, esconderse para no recibir tareas y esperar que el día pase. O puede tratarlo como a su cliente: leer sus necesidades, adelantarse a sus problemas, crear soluciones sin ser ordenado, entregar valor sin ser pedido. El primero seguirá siendo invisible. El segundo será ascendido, premiado y mejor pagado. No porque su jefe sea “bueno”, sino porque creó valor antes que los demás.

La riqueza siempre fluye hacia quien resuelve problemas, no hacia quien los evita.

Los empresarios son ricos porque satisfacen las necesidades de sus clientes, y en la medida que mejor satisface esas necesidades, sus clientes le valoran más y hay una transferencia de riqueza constante y creciente. Para ser empresario no se necesita tener una empresa, solo basta con tener clientes, un trabajador sale de la pobreza cuando empieza a gestionar su vida como un empresario, deja de tener jefes, compañeros y colegas para tener por clientes a sus jefes, compañeros y colegas.

La pobreza laboral no es un destino, es una actitud. Siguen siendo pobres quienes creen que trabajar es una obligación, no una oportunidad de crear valor. Siguen siendo pobres quienes esperan órdenes en lugar de detectar necesidades. Siguen siendo pobres quienes aún piensan que la riqueza se roba, se quita o se decreta… y no se construye.

Si quieres dejar de ser trabajador pobre, no pidas un Estado más grande. Pide algo más pequeño, más simple y más poderoso: Libertad. Pasar de jefes a clientes. Ahí empieza la verdadera riqueza.

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