.
Analistas 06/08/2022

Ética, sociedad, instituciones

Gustavo Moreno Montalvo
Consultor independiente

La ética es la reflexión sobre la conducta a adoptar. Sus conclusiones evolucionan con las sociedades. Los cambios del último siglo son importantes para la convivencia: Occidente perdió importancia relativa, la tasa de fertilidad ha descendido en todas partes excepto África al sur del Sahara, el analfabetismo se ha reducido en forma drástica, la proporción de población urbana es hoy clara mayoría cuando hace 100 años era un cuarto del total, la vida se ha extendido, y las expectativas de las personas se han afectado por la revolución en las comunicaciones, que abrió espacio a otras opciones de vida y quizás agudizó la conciencia de diferencias, sin resolver los problemas de desigualdad de oportunidades para trabajar, consumir y ahorrar. Todo esto obliga a pensar: es preciso reducir diferencias económicas, pero son evidentes las restricciones ambientales para el crecimiento rápido hacia el futuro y para el mayor consumo de energía necesario para mejorar las circunstancias en países pobres.

Los flujos de personas entre países causan fracturas por divergencias sobre prácticas en la vida cotidiana. Los gobiernos del mundo han acogido las declaraciones de Naciones Unidas sobre derechos humanos. Sin embargo, muchos regímenes incompatibles con estos principios sobreviven e incluso prosperan. No es claro el método para priorizar principios: algunas personas consideran que los derechos individuales deben tener prelación, en tanto que otras privilegian las restricciones necesarias para conciliar objetivos personales y comunales. No hay consenso sobre la clase de sociedad que se debe impulsar porque no hay suficiente información para evaluar alternativas con procedimientos rigurosos, con el correspondiente análisis de riesgos y la discusión ordenada sobre cómo ponderar los diversos criterios en examen de opciones con consideración de costos y beneficios.

Se acepta que la naturaleza solidaria y universal de los servicios de educación y salud, esenciales para lograr bienestar sostenible, implica obligaciones para los usuarios, pero no hay criterios aceptados sobre el alcance de las restricciones. Se entiende que el impacto nocivo de la especie humana en su ambiente traerá limitaciones más radicales si se demoran en actuar de manera consecuente los países, pero ellos no están organizados para esa y otras tareas de alcance global. Se entiende la importancia de la democracia y de la financiación inteligente de campañas políticas, pero no se actúa de conformidad.

No tendría sentido renunciar al propósito de libertad pero los problemas que conciernen a todos los humanos no se abordan bien porque los gobiernos no operan con perspectiva de largo plazo. Las instituciones públicas enuncian valores en sus cartas fundamentales, pero esos mismos documentos establecen procesos contrarios a sus propósitos y reglas. Además, lo declarado puede no guardar correspondencia con lo apropiado para la sociedad. Sin embargo, un buen diseño de procesos refuerza valores deseados y convenidos, en tanto que uno malo estimula el escepticismo y la corrupción, y pone en peligro la armonía. Aceptar la necesidad de revisar los cimientos del ordenamiento político en el planeta puede ser primer paso hacia la construcción de esquemas consistentes con el propósito de asegurar supervivencia sin poner en entredicho la democracia, y elemento valioso para educar en pro de un futuro mejor.

Conozca los beneficios exclusivos para
nuestros suscriptores

ACCEDA YA SUSCRÍBASE YA