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Analistas 11/02/2013

Importación de café

Guillermo Trujillo Estrada
Analista cafetero
Guillermo Trujillo
La República Más
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En los últimos días la importación de café se ha venido señalando como grave para el país, y en teoría, atenta contra los intereses de los cafeteros colombianos. Nada más equivocado y contaminado de ideología que esta afirmación, bandera de los proteccionistas a los que los productores hacen eco, sin analizar que es de beneficio para su ingreso.

 
La importación  de café, pactada por Colombia en los acuerdos de libre comercio con la tranquilidad de contar con el mejor café del mundo, y sin ningún temor de competir con el producto importado, se ha utilizado en los últimos años para abastecer el mercado interno.
 
Al productor nacional lo debe tener sin cuidado la importación, dado que su café se vende en el mercado internacional al doble de precio del café que se importa. Ese es un claro beneficio del comercio internacional, que maximiza los ingresos de todos los agentes económicos, al permitir a tostadores nacionales obtener materia prima al precio que requiere el mercado.
 
El perfil de taza a la que el consumidor colombiano tiene acostumbradas sus papilas  gustativas es más parecido al del café que se importa, dado que históricamente el mercado interno se ha abastecido con el café de inferior calidad del país, precisamente el café que Colombia no autoriza exportar, para no arriesgar la prima de calidad que el mercado mundial reconoce al café colombiano.
 
La producción nacional en la última década ha aumentado la calidad de manera impresionante, resultado de la labor de la Federación de Cafeteros por lograr que los productores hagan un esfuerzo, que ha contado con el incentivo de un mayor precio, y por consiguiente resulta una menor producción de café de inferior calidad. Esto obliga a los tostadores a importar parte de sus necesidades, para ofrecerle a los consumidores un café que se adecue a sus gustos, y a su capacidad de compra, porque el Cafe de Colombia es caro.
 
Desde que se creó la marcaJuan Valdez como producto de alta calidad en el mercado  interno, con la entrada en funcionamiento de las  tiendas y el café de calidad en la góndola de los supermercados, se ha revolucionado la categoría premium que hoy es la que más crece, dado el deseo de los consumidores con alta capacidad de compra por consumir café de muy buena calidad. En el año 2000 todas las marcas de café tenían precio similar. Hoy como resultado de esta política, se encuentra café que vale cuatro veces lo que cuesta un estándar tradicional, y el consumidor empieza a tener todo tipo de opciones de precio y calidad, y va adaptando su compra a sus papilas gustativas y su bolsillo. 
 
Desde el punto de vista del cultivador, producir menos café de segunda es un logro enorme y se refleja en un mayor ingreso. Es resultado de la renovación de cafetales y de la incorporación de nuevas variedades que producen granos más grandes, por lo tanto más porcentaje de café excelso exportable. 
 
Al mismo tiempo, Colombia ha erradicado muchas hectáreas de pisos térmicos bajos, que producían gran cantidad de café, pero de muy bajo tamaño y que el exigente mercado de la calidad, hoy castiga con un menor precio. Esas áreas se volvieron menos rentables por ser más susceptibles a la broca y la roya y por demandar más fertilizante y control de malezas, al recibir mayor radiación solar. Por lo tanto, la política de calidad erradicó miles de hectáreas de estas características, que hoy explican buena parte de la disminución estructural de la producción, que se va supliendo con el aumento de área en café en el sur del país.
 
Podemos concluir, que cuando todo el café valía al mismo precio, los de mayor calidad subsidiaban a los de menor calidad. La implementación de esta política, para bien de Colombia, acabó con los cafés inferiores, aumentó el ingreso de los productores de calidad, erradicó las áreas subóptimas y desde luego, mantiene en dificultades a los productores de café estándar, generalmente de gran formato. 
 
La calidad transformó la producción y el mercado interno.

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