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Analistas 04/05/2021

Café y pensiones

Guillermo Trujillo Estrada
Analista cafetero
Guillermo Trujillo

Desde 2015 la producción de café de Colombia se ha estabilizado en alrededor de 14 millones de sacos; para fortuna de los productores, el precio internacional del café suave colombiano registró un leve aumento, al igual que la devaluación; las tres variables han hecho posible que el ingreso llegue a los $9 billones.

Esta semana se presentó un aumento en el precio -que seguramente producirá gran entusiasmo-, aspirando a que los cafeteros aprovechen estos picos para fijar precios para entregas futuras, una forma de estabilizar el precio en un alto nivel, obteniendo un extraordinario ingreso.

Sin embargo, en este mismo quinquenio el área cultivada se ha disminuido en cerca de 100.000 hectáreas, lo que permite mostrar un aumento de la producción por hectárea -que es bueno-, pero lejos del potencial que tiene Colombia, si supera los 16 sacos de 60 kilos por cada hectárea total cultivada, que alcanza a la fecha.

Preocupa que departamentos como Huila, Tolima, Cauca y Nariño, que crecieron enormemente hasta convertirse en 50 % del parque cafetero nacional, pero -si bien no han descendido, sí frenaron su expansión- razón por la cual se estabilizó la producción del grano, puesto que en los demás departamentos se evidencia claramente la pérdida de 100.000 hectáreas en el mismo quinquenio.

Siempre pensé que el compromiso de alcanzar 20 millones de sacos en 2020 era institucional, parece que se abandonó por parte de la Federación, y apenas hubiera sido suficiente para recuperar la participación de 12% de la producción mundial, cifra histórica de Colombia.

Crecer la producción no significa regresar a las grandes haciendas. Los problemas estructurales de mano de obra, son la razón por la cual, a pesar del aumento del precio interno, los empresarios no han adelantado nuevos proyectos de envergadura. Pero las oportunidades de crecer la producción por la vía de nuevos pequeños productores son incalculables; existe la tierra óptima y campesinos listos a recibir apoyo de la Federación para crecer la frontera cafetera.

Es increíble que el Gobierno y el gremio no tengan éste como programa bandera, para generar bienestar, paz y tranquilidad en el campo, precisamente en zonas en las que se puede usar para sustitución de cultivos ilícitos. Utilizar el café como instrumento para combatir la pobreza, logrará solucionar muchos problemas, como se ha demostrado durante 200 años. Adicionalmente, esa nueva producción le puede generar al Fondo Nacional del Café cerca de $150.000 millones adicionales de contribución cafetera, suficientes para los programas del gremio y para atender el problema de las mesadas pensionales de la Flota Mercante que por fallo judicial le ha correspondido asumir.

Este problema se resuelve exportando un poco mas de un millón de sacos adicionales, y de ninguna manera presionando al gobierno para que asuma la obligación mediante un proyecto de ley, que usando un senador, fue radicado en el Congreso de la República, para luego notificar al gobierno que lo habían hecho para ayudarle al presidente y a los ministros. De ninguna manera los ciudadanos van a aceptar que un gremio en mini bonanza, que además ha recibido ayudas por más de dos billones en los últimos años, termine endosándole a los colombianos este pasivo.

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