.
Analistas 23/08/2019

Promiscuidad, política y periodismo

Guillermo Franco
Periodista consultor en medios y contenidos digitales
Analista LR

“A la luz de la nueva ética, la proximidad entre política y periodismo adquirió un aspecto sospechoso y dejó de ser aceptable la promiscuidad que reinó durante décadas”.

Esta cita pertenece a un editorial de agosto del 2010, en el que El Tiempo, de dientes para afuera, se desmarcaba, por temor a ser señalado de ‘gobiernista’, del presidente electo Juan Manuel Santos, quien fue accionista y ocupó posiciones directivas en ese periódico.

Para rematar el argumento, el mismo editorial transcribió apartes de otro, de marzo de 2002, en el que el periódico criticaba duramente la elección de Francisco Santos como fórmula vicepresidencial de Álvaro Uribe Vélez.

El nombramiento “lastima la credibilidad del periódico y menoscaba el esfuerzo de tantos años por distanciar al diario de toda atadura política y por consolidar una independencia plena frente a poderes públicos y privados… “La puerta giratoria entre periodismo y política vulnera en lo más profundo la credibilidad de los medios y no tiene aceptación en este diario”.

A juzgar por las noticias, incidentes y secretos a gritos que involucran periodistas en los últimos meses, ‘la nueva ética’ envejeció prematuramente, la sospecha se convirtió en certeza, la ‘promiscuidad’ adquirió visos de prostitución, y la ‘puerta giratoria’ parece un trompo.

Sí, porque esos editoriales, que podrían ser considerados como piezas maestras de reflexión sobre la ética y valores periodísticos como la credibilidad, la transparencia, la lealtad con las audiencias… el servicio a la democracia, entre otros, no eran mensajes dirigidos exclusivamente a dueños de periódico pertenecientes a la élite. No, son extensivos a todos los medios y al ejercicio periodístico.

Veamos una lista incompleta y desordenada cronológicamente:

• El escritor de los discursos del actual Presidente de la República es nombrado director de un periódico económico.

• Una reconocida periodista de una cadena de radio sale con el cambio de dirección del programa. Mientras ejerció el cargo, trabajó con el canal del Distrito. Es decir, estaba en su nómina. El problema es que cubría los temas de la ciudad en ese programa radial.

• Un congresista recrimina al aire, descalifica y cuestiona imparcialidad de una periodista de radio sobre un tema de la ciudad por haber sido asesora de comunicaciones del alcalde de esa ciudad.

• Una periodista que trabajaba cubriendo temas de paz en un importante periódico de circulación nacional es echada en un recorte de nómina. Días después se convierte en cabeza de lista al Concejo de un candidato, que también había usado la puerta giratoria para convertirse en congresista.

• Un periodista, que fue secretario de Información y Prensa de un presidente, y luego director de la Comisión Nacional de Televisión, es nombrado director de noticias de fin de semana de un canal de televisión.

• Un periodista que fue congresista y crítico del anterior gobierno es nombrado director de noticias del mismo canal, pero entre semana. No solo fue crítico como congresista, sino como opinador de regreso a los medios.

• El editor político de un importante periódico de circulación nacional se convierte en consejero del Presidente, y el medio le adjudica una columna de opinión

Es claro que no hay diferencia entre quienes usaron la puerta giratoria a través de una candidatura a un cargo de elección popular y los que aceptaron la designación en un alto cargo público.

Haciendo de abogado del diablo, se podría argumentar que los periodistas que dan ese paso traen experiencia de cómo funciona el Estado, pero también sesgos obvios… que los perversos, con razón, dirán que es precisamente los hace atractivos para ciertos cargos directivos de los medios.

No se puede satanizar a los periodistas que, luego de su paso por los medios, tienen que emplearse en el Estado, menos con el desempleo rampante y los recortes de nómina que están a la orden del día. ¡Pero es que hay cargos de cargos en el Estado y posiciones de posiciones en los medios!

En cualquier caso, una solución parcial risible es que los periodistas que han usado la puerta giratoria (en especial los que ocupan ciertas altas posiciones y de dirección en los medios) sean transparentes con sus audiencias y se declaren impedidos para tratar ciertos temas.

La solución es risible porque el tema es aún más complejo: esos periodistas deberían declarar si tuvieron o tienen contratos de asesoría con entidades públicas o privadas, por ejemplo una compañía minera, un fabricante de celulares, una empresa de energía… y sigue un largo ectétera.

El tema es tan complejo que si los consejos de redacción de ciertos grandes medios aceptaran impedimentos de los periodistas, tal como se hace en el Congreso con senadores y representantes, los proyectos de ley saldrían más rápido que las ediciones de los periódicos y emisiones de los noticieros.

Conozca los beneficios exclusivos para
nuestros suscriptores

ACCEDA YA SUSCRÍBASE YA