Perdomo: un candidato inaceptable

Mientras vivimos la histórica firma de los acuerdos de terminación del conflicto con las Farc y algunos sentimos la euforia, esperanza y alegría por estar el país tomando otro camino, convenientemente pasa desapercibido el hecho de que está a punto de ser elegido el nuevo Procurador General de la Nación. A pesar de los sentimientos positivos o negativos que pueda generar el histórico momento que estamos viviendo, no podemos dejar de lado lo que está sucediendo con uno de los ternados. 

Al mejor estilo del exdefensor Otálora y el General retirado Palomino, el candidato a Procurador General de la Nación y ternado por la Corte Suprema de Justicia, el ex vice Fiscal Jorge Perdomo, se ha visto envuelto en escándalos que ponen en entre dicho su idoneidad para postularse al cargo que tiene por misión la representación de la sociedad, ser el garante del equilibrio institucional, entre otras. Independiente de su familiaridad y cercanía con el exfiscal Montealegre que fue uno de los funcionario que han sido artífices de la crisis institucional en el país, el señor Perdomo carga sus propias cruces: Lo primero que uno debe entender es la incompatibilidad de su actuar en la Fiscalía con la labor que desempeñaría en la Procuraduría. En su periodo como vicefiscal y que me desmientan los penalistas, no se había vivido una época en la que la regla excepcional de las detenciones preventivas se rompiera de forma tan grosera -Tan solo un ejemplo es lo que pasó con Sigifredo López-, no puede una persona que en su cargo anterior luchó por romper las garantías constitucionales en el proceso penal, ser el garante y representante de la sociedad. 

Sin ser suficiente argumento para la Corte Suprema de Justicia para declinar su candidatura, se suma a que el flamante ternado hace unos días y según la denuncia que ha puesto el Concejal Daniel Palacios en las que se argumenta que el señor Perdomo, en un acto privado amenazó al Concejal con destitución cuando llegara a ser Procurador General de la Nación porque contaba con grabaciones, producto de interceptaciones telefónicas, en las que el Concejal se había referido de forma desobligante al ahora intocable Jorge Perdomo. En un país serio y es claro que no lo somos, la Corte Suprema revocaría el acto que lo ternó o él renunciaría para no afectar la institucionalidad, pero algo le aprendió a su exjefe y está atornillado a la idea de poder. 

Es grave que se presente el hecho de una supuesta amenaza, pero es aun más grave el hecho que presuntamente un exfuncionario mantenga un archivo paralelo de grabaciones producto de investigaciones que estuvieron bajo su mando o supervisión y que no pase nada. Como diría el Código Disciplinario Único que él aplicaría de ser Procurador, es una falta gravísima a título de dolo y daría por lo menos a la sanción ejemplarizante de ser retirado de la terna, sin dejar de lado las posibles sanciones que por estos hechos jurídicamente debiera tener. 

Pero estamos en el país de yo te nombro y tú me eliges. Ahora se han presentado denuncias en medios de comunicación de que al parecer el señor Perdomo ha negociado de forma poco transparente ofreciendo puestos para contar con los votos del partido Opción Ciudadana para la elección al cargo de Procurador General de la Nación, curiosamente a los mismos que antes de su candidatura calificaba de “narcos”. 

No podemos como ciudadanos callar y ser permisivos a los hechos que con suficiencia ponen en duda las calidades morales y personales de un postulado a uno de los cargos institucionales con mayores responsabilidades en el país, permitir esto es ser cómplices silenciosos de las corruptelas que han llevado a Colombia a ser un país que institucionalmente no funciona hace muchos años. Podemos firmar todos los acuerdos de terminación de todos los conflictos armados, pero jamás avanzaremos como sociedad y tendremos paz si no erradicamos estas prácticas oscuras a la hora de elegir a nuestros líderes.