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Analistas 25/11/2020

El Karma, Iván Duque: Iota

Germán Eduardo Vargas
Catedrático/Columnista

Cada gobierno tiene su cuota de desastres naturales; al margen de esos eventos, desafortunadamente parece natural que nuestros gobiernos sean desastrosos.

Durante su segundo año de mandato, Santos declaró que la “maldita niña había sido el «karma» de su gobierno”. Recuerde que ese concepto, tomado del budismo, sustenta los dramas que afrontamos como reacción del universo hacia nuestros actos. Quién sabe qué le estaba cobrando el destino, ¿verdad?

En nuestra lotería democrática, el siguiente turno lo ganó quien creyó que tener la barriga como la de Buda era señal de sabiduría, o atraería buena suerte; sin embargo, lo persiguen los desastres: en 1998 escribió “Los Pecados de Álvaro Uribe”, y 20 años después está cargando a sus espaldas a quien señaló. Tanto juzgó a Santos, el traidor, que terminará tomando su misma medicina.

Pero hay maderas que no agarran barniz, y, además de impopularidad, acumula desastres causados por negligencia, torpeza, ignorancia o mala intención. Verbigracia, durante el año del cerdo pensó que iba a ser derrocado por las movilizaciones ciudadanas, y detonó un Toque de Queda: algo sin precedentes en décadas recientes; amparado por una pandemia inédita, el año de la rata declaró Estado de Emergencia. Y, aprovechando la acepción ‘mentecato’, el año del «buey» (RAE) promete más inocentadas.

Es lo que sucede cuando el «Trabajo en Casa» de Nariño opera como Periodo de Vacaciones. Para colmo de males, dejará a la mayoría sumergida en el desempleo, naufragando entre la creciente inequidad de sus deformas (tributaria, de financiamiento o crecimiento), y como estimó que no había suficiente rating y terrorismo en su programa, Prevención y Acción, produjo una nueva sección para reportar otra emergencia, ID: Iota.

Aclaro que «ID» es la abreviatura de identificación, y precede al nombre de aquella depresión tropical que causó estragos, porque hicieron trizas a la “Unidad Nacional”: la de “Gestión del Riesgo de Desastres”. Aunque, coindencia, también corresponde a las iniciales de Iván Duque, y al nivel primitivo del “Esquema del psicoanálisis”, que se caracteriza por actuar de manera inconsciente, y se manifiesta a través de pulsiones.

Similar a la descripción del cerebro reptiliano -que reacciona de manera irreflexiva, hedonista o violenta-, a ese «id» se integran el ego y súper ego, siendo esta última instancia la que determina la ética, que se compone de una “conciencia moral” y un “ideal”, y está mediada por la autoevaluación y la asimilación de la crítica. Pero Duque no evolucionó en esta dirección, y tampoco el país, según interpreto de la costosa improvisación y la pobre indiferencia de Claudia López.

A partir de este diagnóstico, quizás les sorprenda que el pasado 13 de octubre fue el “Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres”, y en la edición 2020 la ONU promovió la «buena gobernanza». Pero en Colombia estamos en manos de líderes con perfil de «idiota»: palabra que significa “tonto” y “engreído sin fundamento” (RAE).

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