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Analistas 16/08/2023

BanRepública: Vive 100

Germán Eduardo Vargas
Catedrático/Columnista

Según Alberto Casas, “El Banco de la República nos quedó debiendo” (El País, 3/8/2023). Por supuesto, con semejante alcurnia se refería a los caprichos de su farándula: no a la realidad y prospectiva ciudadana.

Según él, esa es la “institución más respetable que tiene el Estado colombiano”. Discrepo, pues ha perdido lustre considerando que su Junta Directiva ha estado regida por personas sin el perfil requerido, desde el exfiscal Martínez hasta los modernos ortodoxos que coló Duque, tomando plenos poderes como consecuencia de los desequilibrios reeleccionistas, los retrasados sesgos ideológicos y los infaustos azares.

Claro, hay algunos nombres para destacar, pero la estructura es la misma y los resultados cada vez son peores, como todo lo que se desvirtuó desde la Misión Kemmerer, pues el control fiscal no existe, funciona mal o parece inconveniente.

Tal como las demás «ía», la Contraloría es otra logia del clientelismo político -nacional, departamental y local-, igual que las Corporaciones Autónomas Regionales. Por eso siguen surgiendo escándalos por malas prácticas presupuestarias y contractuales, pero sólo la ciudadanía asume las consecuencias.

La Superintendencia Financiera también es cómplice de los abusos que ese sector ha impuesto a los colombianos, en términos procedimentales y transaccionales, pues los costos de los servicios son prohibitivos y los intereses son usureros. Por eso la mayoría de la población no está bancarizada, carece de capacidad adquisitiva, y mantiene vigente el truque.

El BanRepública debería estar al alcance de los ciudadanos, que son el motor de la economía con los empresarios, a quienes negó un crédito a 50 años, “con términos flexibles, bajos intereses y eventualmente renovable”, para salvar a esas fábricas de empleos. Pero no: los préstamos, los salvamentos y la compra de deuda sólo existen para beneficiar al sector financiero.

Falta de visión y de responsabilidad social ha tenido el BanRepública. Está rezagado incluso en el ofrecimiento de soluciones complementarias a la Dian, para monitorear dineros ilegales o transacciones perjudiciales, y respecto a las nuevas economías «shore» o «shared» tampoco ha sabido contener las inversiones especulativas, los capitales golondrina ni la evasión multinacional.

Camino hacia otro angustioso bicentenario, el BanRepública parece Vive 100, atentando contra el bienestar de los colombianos, y explotando a mujeres, jóvenes o viejitos vulnerables que paradójicamente ruegan la dilación del semáforo en rojo, en tanto que las deudas sigan siendo el tóxico energizante o el respirador artificial de la economía.

Ford advirtió que, si los ciudadanos entenderán el sistema bancario y monetario, habría una revolución. Colombia urge una Misión WIR, que emule a aquel franco suizo, eliminando las tasas de interés para los más vulnerables, y estableciendo para los más privilegiados una moneda social, que esté exclusivamente al servicio de la economía local: no de la especulación financiera.

La banca no merece otros 100 años de perdón, y nosotros tampoco merecemos vivir otros 100 años de soledad, financiera, estatal e institucional.

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