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Analistas 20/03/2012

El Paradigma en Evolución (II)

Germán Bolívar-Blanco
Analista y consultor
La República Más

La primera parte de este artículo mostró lo que según la perspectiva de Pier Carlo Padoan y creo de la élite pensante en economía, son los antecedentes que detonaron la revisión del modelo económico predominante, agotado ante la crisis financiera ó fiscal de algunos países de clara connotación sistémica, que afortunadamente todavía no nos afecta, pero el riesgo acecha.

A fin de conservar y aprovechar los amplios beneficios de la globalización, los elementos del nuevo paradigma según Padoan, intentarán mantener la estabilidad financiera que permita un crecimiento sostenible, justo y sustentable. Las políticas estructurales deberán tener objetivos más allá del crecimiento a largo plazo, cómo facilitar la consolidación fiscal, ayudar a reducir desequilibrios globales a través del impacto en las cuentas corrientes y los flujos de capital, y, apoyar las actividades de corto plazo.

Todos los hilos de la política económica - prudencial, fiscal, estructural y monetaria - desempeñan un papel conforme sus competencias, pero siempre de forma integrada para lograr el mejor impacto.

Para Padoan es importante encontrar mecanismos que permitan que diferentes arreglos de política coexistan en el mundo, de forma que promuevan el crecimiento y la estabilidad económica. Esto requiere de cooperación internacional, supervisión y comunicación para establecer prioridades y minimizar cualquier efecto secundario potencial adverso, que surja de la constelación geográfica resultante de políticas. Dice que el rol del G20 es identificar una combinación de políticas macroeconómicas, estructurales y de tipo de cambio, que fortalezcan las perspectivas de crecimiento y ayuden a lograr posiciones fiscales más sostenibles, que al tiempo, minimicen los riesgos de los recientes desequilibrios mundiales.

Sostiene que la cooperación será necesaria para fortalecer el sistema monetario internacional. A futuro espera que las economías de mercados emergentes experimenten una apreciación, que ya vivimos. Al fijar un tipo de cambio nominal, los cambios vendrán por ajustes a los salarios y los precios, lo cual puede ser más costoso, por el riesgo de elevar la inflación. Desajustes persistentes en la moneda también pueden generar desequilibrios externos insostenibles. Por lo tanto, las reformas deben facilitar el movimiento de los tipos de cambio, en línea con los fundamentales económicos, a fin de garantizar que los ajustes en el tipo de cambio nominal, actúen como válvula de seguridad. La excesiva volatilidad del tipo de cambio también tiene sus costos.

Por último menciona que un factor a tener en cuenta son los flujos de capital que buscan rendimientos en las economías emergentes, que aumentan el riesgo de apreciación de la moneda y deprimen la competitividad ("enfermedad holandesa"), y además propician la toma imprudente de riesgos y las paradas repentinas o retrocesos. Para suavizar este canal y absorber las entradas de capital, las economías emergentes deben apuntar a una combinación adecuada de políticas macroeconómicas. Ellas también deben reducir las vulnerabilidades del sector bancario mediante el fortalecimiento de marcos macroprudenciales, que impidan el riesgo futuro de inestabilidad financiera. Afirma que la OCDE ha identificado un posible arreglo de políticas estructurales que atenúa los riesgos de estabilidad financiera asociados con las entradas de capital: fomentar las formas más estables y productivas de financiación, tales como la inversión extranjera directa. Sentencia que las restricciones a los capitales deben ser el último recurso y ejecutarse de forma tal que conserven el nivel en el campo de juego.

En nuestro caso estimo que hemos manejado las políticas monetario-cambiarias y fiscales conforme a las más estrictas y ortodoxas normas de los estándares internacionales, con cierta subordinación por demás sana, porque nos da bases sólidas y nos blinda ante vicisitudes externas. No obstante con relación a las políticas estructurales, la cartilla y libretos se quedan cortos y desgastados dada la agobiante realidad, en particular y en especial sobre innovación. Acerca de las políticas prudenciales sigue latente el problema de riesgo moral entre principal y agente, tanto a nivel nacional como internacional, lo cual deberá analizarse con sumo cuidado. Para esto se requieren reformas a las condiciones de política económica y financiera prevalecientes, que ameritan una exhaustiva revisión lejos de las presiones de grupos de interés.

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