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ANALISTAS

Anclas y pivotes industriales

miércoles, 3 de julio de 2013
La República Más
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Para responder al interrogante ¿cómo ampliar el alcance productivo de la política de desarrollo empresarial?, sin reparos contesto, con anclas y pivotes que lo permitan; con elementos que sirvan de unión, refuerzo y apoyo al sostener la dinámica y despliegue de las diferentes industrias y permitan la continua inserción de nuevos conocimientos y capacidades en las estructuras productivas.

Al respecto hay que decir que si bien es cierto acá se han dado avances, éstos la verdad resultan insuficientes para reacomodar el entramado industrial conforme las exigencias y potencialidades de las cadenas de valor que surten los requerimientos logísticos y operativos de las empresas transnacionales, estando aferrados en el mejor de los casos, a hacer simple maquila.

Las acciones adelantas para fortalecer capacidades endógenas están bien encaminadas y dirigidas, plasmadas antes en la llamada “Agenda Interna” y ahora en la “Agenda Nacional de Competitividad”, en sustancia iguales; así mismo, para su materialización subsisten, al alza, idénticas fallas de articulación y coordinación, agravadas con la ausencia de estrategias que inserten nuevas destrezas.

El documento de la OCDE preparado por Ken Warwick titulado “Beyond Industrial Policy: Emerging Issues and New Trends” (abril 2013), propone una tipología de la política industrial basada en el dominio y orientación, que resulta útil para recabar sobre lo descrito, pero además para tomar correctivos necesarios al rediseñar, implementar y evaluar opciones de intervención política.

Los dominios relacionados con territorios donde se siembran y cosechan diferentes industrias tienen que ver con: los signos económicos y los incentivos, la innovación científica y tecnológica, el aprendizaje y mejora de las capacidades tecnológicas, el apoyo a industrias selectivas, los mecanismos de selección, la distribución de la información, y, la mejora de la productividad de firmas y emprendedores.

Por su parte la orientación considera el ámbito de aplicación, sea horizontal también conocido como transversal ó, vertical relacionado con lo sectorial. Las políticas horizontales brindan el marco de condiciones en el cual se desenvuelven todas las industrias, mientras que las políticas selectivas son de naturaleza defensiva/reactiva ó estratégica, siendo éste último el componente por desarrollar.

Se colige de lo anterior, que las acciones adelantadas por el Estado responden a la presión de grupos de interés ante todo de naturaleza rentística, capaces de capturar gobiernos, lo cual es legítimo y valido; pero la tarea ha quedado a medias, sin responder cómo cerrar brechas y asentar el máximo posible de fronteras de la producción, falencia con la cual todos terminamos perjudicados.

Hay que atraer y movilizar las adolecidas masas críticas, el capital humano y emprendedor de clase mundial necesario para apropiarnos de conocimientos y capacidades en arenas y territorios aún por descubrir, que permitan desplegar múltiples eslabones y clústeres productivos, aguas arriba y abajo, en contextos de restricción fiscal y con intervenciones poco costosas pero altamente efectivas.

Un elemento crucial de la actual política industrial europea relacionado con mi artículo “Innovación para la Especialización Inteligente” (Oct. 17 / 2.012), consiste en pasar de “elegir ganadores” a facilitar y apoyar el auto-descubrimiento empresarial, permitir y fomentar que lo local y regional defina conforme sus ventajas comparativas y vocaciones, qué apuestas productivas hacer.

Como lo destaca el reciente enfoque de la OCDE centrarse en intervenciones que ayuden a construir sistemas, crear redes, desarrollar instituciones y alinear prioridades estratégicas, aún por definir, para así trazar condiciones excepcionales que posibiliten el mejor despliegue de todas las fronteras de la producción. Éste interés por la política industrial se da en el momento cuando las cadenas de valor internacionales son cada vez más complejas e importantes y la competencia de las economías emergentes es mayor, incluso en actividades y mercados que eran, hasta hace poco, considerados puntos fuertes de los países desarrollados.

Al final, si faltan las adecuadas anclas y pivotes corremos el riesgo de seguir a la deriva y permitir que el viento del atraso nos aleje cada vez más del desarrollo, pero también por sujetarnos a camisas de fuerza que impiden las incorporaciones y oscilaciones propias de la sociedad del conocimiento y la innovación.

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