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Tribuna Parlamentaria 09/03/2019

Desde las regiones y para las regiones

Gabriel Velasco
Senador
Analista LR

Recientemente actualizaron las cifras departamentales del PIB, que evidencian cómo en 2017 se mantiene un crecimiento dispar en los departamentos. Mientras Bogotá, Antioquia y Valle del Cauca presentan crecimientos superiores a crecimiento nacional que fue de 1,4%, otros departamentos se encuentran rezagados y ya es hora de pensar cómo cerramos las brechas regionales.

Se celebra que se mantenga un enfoque regional en el Plan Nacional de Desarrollo y en efecto de los $1.096 billones del Plan de Inversiones, 72% va directamente a las regiones. Estos recursos son claves para que cada región pueda afianzar su crecimiento económico y el gobierno hizo un trabajo riguroso en el territorio para validar las necesidades. Sin embargo, al analizar la distribución de los recursos se evidencia que esta no cambia en lo que respecta a lo que se viene presentando en anteriores planes de desarrollo y en el presupuesto que se discute cada año.

Las inversiones regionales deben ser analizadas de acuerdo a muchos factores para validar si responden las necesidades de cada región, como son la población, la incidencia de pobreza, el déficit de infraestructura, entre otras variables de cada departamento e incluso el aporte que hace cada región en términos de valor agregado, aportes a seguridad social e impuestos, lo cual debería tener correspondencia frente a los montos asignados en cada pacto.

Un simple análisis de la inversión por habitante refleja una distribución aceptable a nivel departamental que se explica por la densidad poblacional. Sin embargo, a nivel regional el Pacífico a pesar de ser la región que tiene mayor incidencia monetaria de pobreza, es la región que recibe menos recursos por habitante; 1,8 millones anual. Esto mismo sucede cuando se analiza solo el monto que corresponden al Pacto por la Equidad.

Revisando la cobertura de servicios públicos, porcentaje de vías terciarias por habitante y otras variables a nivel departamental, se encuentra que estas no se compadecen con los rubros destinados para tal fin en cada pacto. En aras de que haya pertinencia en la asignación de los recursos, es importante que se tengan en cuenta los diagnósticos sobre las necesidades de cada región.

Otro punto a analizar, es qué tanta autonomía tienen los municipios frente a estos recursos y qué capacidad tienen los gobernantes territoriales de impulsar proyectos que se traduzcan en inversión y no se conviertan en simples tramitadores de gastos de funcionamiento. Preocupan temas como la viabilidad de los proyectos regionales que se pretende dejar en cabeza de los ministerios y que no haya propuestas para agilizar los trámites para acceder a los recursos de inversión del Sistema General de Regalías. Es clave que prevalezca la descentralización regional en este Plan Nacional de Desarrollo, para que las iniciativas se originen de manera concertada desde las regiones, y así mismo se inviertan de forma eficiente en las mismas.

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