MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
Después de revisar el valor, la alineación con tu operación y los riesgos de cada modelo de IA -desde Copilot hasta Claude Pro, pasando por ChatGPT Plus, Grok y Gemini Advanced- queda una pregunta más importante que todas: ¿Cómo prepararte para liderar en un entorno donde todo cambia cada semana?
La carrera de los modelos de lenguaje es como una bolsa de valores hiperactiva: cada semana aparece una nueva función, un nuevo modelo, una integración o una controversia. Si apuestas todo a una sola ficha, puedes terminar atrapado en un modelo que fue brillante ayer, pero es irrelevante mañana. Es el riesgo de no poder mantenerse en la línea de avanzada, se requieren esfuerzos adicionales.
Por eso, el verdadero reto para empresarios y equipos directivos no es elegir un modelo. Es construir una estrategia que sea adaptable, modular y evolutiva.
Primero, hablemos de estructura. Muchas organizaciones siguen viendo la IA como “un proyecto del área de tecnología”. Eso es un error. La IA generativa es una capa transversal de productividad, creatividad y toma de decisiones. Por eso, lo ideal no es crear un silo, sino un equipo interfuncional que combine perfiles técnicos, operativos y estratégicos. No necesitas muchos expertos, pero sí necesitas uno por equipo que entienda cómo usar la herramienta con criterio, que sepa cómo hacer buenos Prompts, y convertirlos en agentes.
Segundo, evita la trampa del “modelo único”. Lo que vimos en esta serie es que cada modelo tiene fortalezas claras: Copilot es perfecto para tareas administrativas y colaborativas. ChatGPT brilla en creatividad y personalización. Claude en análisis profundo y privacidad. Grok en actualidad y redes. Gemini en integración documental. Intentar forzar uno para todo no solo es ineficiente: puede ser riesgoso. Mejor, adopta una lógica tipo “caja de herramientas” y dales a tus equipos autonomía con límites y reglas claras.
Tercero, mide lo que importa. Muchas empresas están midiendo el éxito de su IA con métricas de adopción (“cuántos usuarios lo abren”). Eso no sirve. Lo que debes medir es el impacto en procesos clave: reducción en el tiempo de elaboración de informes, mejora en la precisión de propuestas, disminución de reprocesos, aumento de insights accionables. Y mide también los riesgos: ¿se están usando datos sensibles? ¿hay dependencia excesiva de un solo proveedor?
Cuarto y último: negocia con visión. Estamos entrando a una era donde las empresas no compran solo tecnología, sino plataformas que moldean la forma en que piensan y actúan. El proveedor que elijas hoy será un socio implícito en tu cultura de trabajo. No se trata solo de firmar términos de servicio, sino de entender qué valores, prácticas y evoluciones estás trayendo a tu equipo, y muy importante como lo entrenas, no solo el martillo es una técnica para usarlo sin lastimarse.
Esta serie buscó darte criterios, no recetas. Porque la mejor decisión no es seguir al modelo más famoso, sino al que mejor potencia tu estrategia empresarial.
Una verdadera política cafetera, bien liderada, requiere arreglar el lío de la Flota Mercante, subsanar el déficit que significó el regalo de $500.000 millones a las cooperativas
Se requiere utilizar los criterios objetivos de un cazatalentos, como si Colombia fuera una empresa, y escoger al gerente que pueda implementar el “plan de negocios” para el éxito nacional